miércoles, 30 de junio de 2010

Capítulo 7 " Te quiero"


El calor empezó a envolverme todo el cuerpo, me sentía tan agradecida por ese calor. Me recordó cuando era pequeña, vivíamos con mi padre en una casa al lado del mar. Yo jugando con la cálida y suave arena, un sol radiante y maravilloso. El sonido del mar cuando chocaba contra las rocas de la costa, esa agua tan limpia, tan viva, tan trasparente, era como si lo estuviera viviendo ahora mismo. Empecé a caminar hacia aquel esplendoroso mar que me esperaba, el frescor del agua era mucho más que agradable, algo que nadie puede describir. Oí una voz, la de alguien muy conocido, me estaba llamando, “¡Megan! ¡Megan!” gritaba. Todo cambió. El hermoso cielo azul donde las gaviotas volaban con una paz absoluta empezó a llenarse de nubes negras y espesas, una gota me cayó en la mejilla, estaba sucia negra, muy fría. El viento soplaba cada vez más fuerte, no podía salir de allí, el viento se había llevado toda esa arena fantástica. Todo fue por su culpa, ¿Por qué me llamo? Pero seguía oyendo su voz, “¡Megan! ¡Megan!” miré hacia los lados, no habitaba nadie, estaba vacío, solo estaba yo.

-Megan, ¿me oyes? Soy yo Iván.-Dijo alarmado.

Sentí el tacto de otra piel rozando contra la mía, caí en la cuenta de que me estaba abrazando…

-¿Y para qué la dejas sola? ¿Tú eres bobo o qué?-Esa voz familiar, mi mejor amiga, Rikki.

-Le dije que dentro de un rato venía, pero tarde mucho…-Dijo con culpabilidad.

-Llévala a su casa, no hay sitio mejor que ese para que ella pueda descansar.- Rikki siempre se preocupaba por mí, igual que yo me preocupaba por ella.

-Será mejor, gracias por ayudarme.-Agradeció Iván.

-No hace falta me des las gracias, es mi amiga siempre la ayudaré.-Dijo Rikki.

-Vale, ¿nos podemos ir ya?-Esa voz también la había escuchado antes, a, sí, era la de Chad.

-Sí.-Respondió ella.-Bueno Iván, adiós.

-Hasta luego.-Dijo él.

Iván me cogió en brazos, mi cabeza estaba apoyada en su hombro, lo sabía porque podía oler mejor su aroma, ese rico olor. Creo que me sacó de su coche, porque oí como cerraba la puerta, ah, claro, me iba a poner en el asiento del copiloto. Noté sus labios pegados a mi oreja y me susurró.

-Lo siento, perdóname.-Dijo entristecido. Abrí un poco los ojos, pero él no se dio cuenta. Escuché el rugido del motor al encenderse, puso música clásica, pero con el volumen bajo. Me vino a la mente la imagen de mi mejor amigo, Peter, esos ojos de color de zafiro que tanto me gustaban, pero esa persona no me quería contar lo que le pasaba, yo también tengo un secreto que tarde o temprano le tengo que contar, pero ahora mismo estoy dudando…

El coche se paró, me dio la señal de que ya habíamos llegado a mi casa. Abrí los ojos lentamente, me dolía la cabeza, pero había dejado de tiritar.

-¿Megan? ¿Estás despierta? ¿Te encuentras bien?-Me preguntó Iván mientras me ayudaba a salir del coche. Le miré, él también hacia lo mismo, me di cuenta de que me había puesto su chaqueta.

-Sí, estoy despierta.-Contesté un poco aturdida.

- Perdóname Megan, te juro que no quería hacerte daño, lo siento.-Él me sostenía, porque si me soltaba me iba para un lado. Tenía sueño, solo quería llegar y tirarme encima de la cama. Iván parecía bastante culpable, normal, había roto una promesa. Abrí la puerta y entré.

-Bueno, adiós Iván.-Dije mientras cerraba la puerta.

Miré por la ventana que estaba al lado de la puerta a ver si se había ido, pero seguí allí, parado, se sentó en las escaleras y se puso las manos en la cara, al minuto se levantó, se dirigía hacia su coche, mientras lo hacía le dio un puntapié a una piedra. Estaba sola, paz y tranquilidad, la noche había sido muy movida, me senté en el suelo, empecé a pensar, una imagen vino a mi cabeza, Sam e Iván, seguramente ella había empezado a coquetear con él, al parecer no se resistió, pero no sabía si enfadarme o que, tampoco se le podía culpar tanto, hacia “poco” que habían cortado y a Iván le gustaba bastante.

A la mañana siguiente bajé a desayunar, leche con galletas, en realidad no tenía mucha hambre, pero tenía que comer algo, tranquilamente mientras desayunaba miré el reloj, era las once, las once, las once, “¡LAS ONCE!” se me había olvidado, tenía que ir a recoger a mi madre al aeropuerto, tenía una hora justa para ir a hacer la compra y después recogerla. Subí a mi habitación, cogí lo primero que vi, las llaves de mi coche estaban en el salón, bajé. Cerré la puerta y cuando me giré estaba ahí, tenía la cara con una brecha llena de sangre, me quedé atónita.

-Megan, ayúdame por favor.-murmuró.

-¡Peter! ¿Qué te ha pasado?-Le cogí por el brazo con cuidado, pero hizo un gesto de dolor.

Le senté en el sofá, alrededor del cuello tenía un montón de heridas enormes, le quité la camiseta, su cuerpo estaba lleno de rayas ensangrentadas, era como si le hubieran dado latigazos. Corrí hasta la cocina, debajo del fregadero había un cajón donde guardábamos el botiquín, lo cogí y me dirigí otra vez donde estaba él. Estaba muy rígido, no se podía mover porque si no le dolía todas las heridas. Abrí el botiquín, había acetona, tiritas, esparadrapos, un termómetro y unos cuantos analgésicos. Cogí la acetona y un esparadrapo, abrí la acetona y puse un poco en el esparadrapo, después se lo puse con cuidado en el lugar de la herida.

-¡Ay!-Gritó.

-Lo siento.-Le dije.

-No pasa nada.-Mientras le seguía curando las heridas me preguntó.- ¿Por qué me ayudas Megan?

No entendí su pregunta, era normal que le ayudara, soy su amiga.- Peter soy tú amiga y los amigos están para eso, ¿no?-Le dije.

-No me refiero a eso, ¿Por qué me ayudas si no nos hablábamos?-Preguntó.

-Peter aunque no nos hablemos o estemos enfadados yo siempre te voy a ayudar.- Me miró a los ojos.-Quiero decir, que siempre ayudaré a mis amigos.-Dije.

-Megan quiero, quiero que sepas una cosa.-Le iba a limpiar la última herida que le quedaba, un corte en la parte inferior del labio.

-Te escucho.-Le dije. Me agarró la muñeca con su mano donde tenía el esparadrapo. Le miré, él estaba haciendo lo mismo, se fue acercando lentamente y dijo:

-Megan te…-Sonó el teléfono, fui a cogerlo, era mi madre.

-Hola mamá, ¿Cómo estás?-Le pregunté.

-Cansada con ganas de llegar a casa y darte un gran abrazo.-Dijo contenta.-Pero acaban de anunciar que hay retraso de dos horas, así que no hace falta que me vengas a buscar. Oye y, ¿qué tal la fiesta, te lo pasaste bien?-Preguntó.

-Eh sí, me lo pase muy bien.-Le dije nerviosa.-Bueno mamá te dejo que tengo que recoger la habitación.

-De acuerdo cariño, te quiero.-Se despidió.

-Y yo.-Colgué.

-¿Qué querías decirme?-Le pregunté.

-No era nada déjalo.-Dijo mientras se peinaba el pelo con los dedos.-Gracias por ayudarme Megan.

-No hay de qué, pero, ¿me podrías explicar que te ha ocurrido? Me has dado un susto de muerte.-Me quede mirándole otra vez.-Ha sido tú padre, ¿verdad?-Estaba segura, solo podía haber sido él.

Me miró con tristeza.-Sí Megan, ha sido él.-Se levantó del sofá y se dirigió hacia la ventana, su rostro se reflejaba en la ventana de cristal.-No sabes cómo me siento Megan, la verdad sí sé cómo me siento, me siento impotente.

-Se podrá arreglar Peter.-Le dije.

-No Megan, no se puede arreglar.-Dijo mientras apoyaba la cabeza en la ventana.

-Ya se nos ocurrirá algo, tiene que haber una solución.-Me puse a pensar, hasta que caí en la cuenta de que…- Oye y a tu madre, ¿Le hace daño también?-Le pregunté.

Se giró hacia mí.- No y más le vale, como la toque…-Empezó a caminar de un lado para otro, estaba rabioso y muy nervioso. Le cogí del brazo, me miró.

-Peter todo saldrá bien, lo que tenemos que hacer es idear un plan para que le encierren en la cárcel.-Le dije.

-Tienes razón, pero va a hacer muy difícil.-Se tocó con la mano la barbilla, haciendo un gesto pensativo.

-¿Por qué? Solo tienes que denunciarles y tienes pruebas de que te… te pega.

-Es mejor dejarlo así.

-¿¡Qué!? Peter no es justo que tú no hagas nada mientras él te maltrata, puedes hacerlo perfectamente.-Le dije.

-Megan déjalo ¡Tú no entiendes nada!-Me gritó.

Pegué un brinco por el susto, estaba bastante nervioso, yo solo quería ayudarle, pero no me dejaba, y no sabía por qué.

-Si me contaras todo lo que te paso hace unas cuantas semanas a lo mejor podría ayudarte.-Rehuyó la mirada.

-No quiero que estés en esto, podrías salir perjudicada.-Me dijo.

-Sabes Peter, me estoy empezando a hartar de tus secretitos.-Estaba empezando a enfadar.

-Es mejor así, créeme.-Dijo dándome la espalda.

-Pues yo también tengo un secreto que te iba a contar.-Dije casi gritándole, pero, ¿Por qué le había dicho eso? Ese no era el momento oportuno para decírselo, pero lo iba a hacer, y lo hice.

-Pues venga dímelo.-Dijo acercándose a mí.

-Pues que te… que ¡te quiero idiota!-Se quedó perplejo, me miró fijamente a los ojos durante unos minutos, no sé si era yo o qué, pero me parecía que cada día los tenía más hermosos.

martes, 29 de junio de 2010

"La Gran Celebración" (parte II)

-¿Y tú? ¿Qué vas a hacer este verano?-Le pregunté.

-Pues, mis padres habían hablado sobre viajar a Londres, pero no sé si es seguro.-Me dijo.

-¡¿Enserio?! ¡¿Londres?! ¡Qué suerte! Yo siempre he querido ir allí, pero sé que algún día iré.-Sonrió.

Ya estábamos entrando en el aparcamiento del instituto, “Hay que ver qué cantidad de coches hay” pensé. La directora nos había dicho que la casa donde se celebraba la fiesta no tenía aparcamiento, así que teníamos que aparcar en el instituto.

-Bien de gente ha venido a la fiesta, madre mía.-Dije alucinando, por los menos habían más de mil coches.- ¿Habrá sitio para aparcar?-Le pregunté.

-Sí, si hay, ¿ves la esquina?-Señaló a pocos metros una esquina que estaba al final del aparcamiento.

-Sí, ya lo veo.-Apagué la calefacción mientras el aparcaba. Se bajó del coche y yo detrás de él. Fuimos caminando hasta el lugar de la celebración y alrededor nuestra habían unas cuantas parejas más que se dirigían también hacia allí.



-Vaya con la casita.-Me dijo Iván.

-Sí, yo la esperaba más pequeña.-La casa tenía más cosas de lo que pensaba, según nos había dicho la directora el otro día.- ¿Echamos un vistazo a la casa?-Pregunté.

-De acuerdo.-Respondió él.

Estuvimos durante un largo rato viendo la enorme casa, no nos habían dicho que había piscina, pero a algunos les daba igual bañarse en ropa interior de los borrachos que estaban.

-Al parecer la directora al final no vino a la fiesta.-Iván me miró.

-Tanto rollo de que quería controlar y no aparece.-Dijo.

-Ya…-No veía a Rikki ni a Chad por ningún lado, ¿dónde estaban?- ¿Has visto a Chad o a Rikki?-Le pregunté.

-Pues no, pero ella me había dicho que iba a llegar una de las primeras.-Contestó Iván.

-¿Y si damos otra vuelta a ver si la vemos?-Le propuse.

-Vamos a buscarla por detrás de la casa, hay una especie de jardín, a lo mejor están por ahí.

Dudé un poco, ya que si estaban querían intimidad o algo…

-Vale.

Iván y yo fuimos al jardín de la casa, era muy bonito, había como una especie de cobertizo rojo, era acogedor. Había varios sillones y bancos donde te podías sentar, para las parejas y esas cosas. Iván tenía razón, estaban sentados en uno de los bancos… besándose…



-Ya la saludaremos más tarde, cuando acabe.-Iván me miró y se empezó a reír.

-Megan.-Me cogió la mano.

-¿Si?

-Me preguntaba si, ¿quieres bailar?-Me preguntó.

-El baile lento se me da bastante mal.-Le dije sonriendo.

-¿Y tú te crees que yo lo bailo estupendamente?-Dijo entre risas.

-Puede, tendría que verte bailar para saberlo.

-En ese caso tendré que enseñártelo.-Dijo.

Me llevó hasta la pista de baile, habían bastantes parejas alrededor nuestra bailando tranquilamente, unos abrazados, otros con la cabeza en el hombro de su pareja y los que bailaban muy pegados. Iván me rodeó con su brazo la cintura, me elevó el otro brazo mientras yo ponía la mano en su hombro. Empezó a dar vueltas lentamente, la coreografía me la aprendí bastante rápido, ya que no era muy difícil, un paso para adelante, un paso a la derecha, un paso para atrás otro para la izquierda. La verdad que me sentía muy bien bailando con Iván, le miré a los ojos con disimulo, parecía que él también estaba disfrutando, hasta que alguien dijo:

-Vaya vaya, mirad con quién ha venido Megan.-Era la voz de aquella “amiga” que tuve a principio de curso.

-¿Qué quieres Sam?-Me giré para verle la cara, llevaba un vestido bastante más corto que el mío, y muy muy ajustado…

-No quería hablar contigo, quiero hablar con él.-Y dirigió su mirada hacia Iván.

-¿Conmigo? ¿De qué?- Preguntó Iván extrañado.

-¿Podemos hablar a solas un momento?-Pero aunque Iván dijera que no, no serviría de nada, porque ella siempre tiene que tener lo que quiere. Iván se quedó en silencio unos minutos y después asintió.

-Megan, ¿puedes quedarte aquí unos segundos? Ahora vuelvo te lo prometo.-Me dijo.

-Vamos Iván no tengo toda la noche, seguro que a Megan no le importa.-Me miró con una sonrisa de oreja a oreja, pero yo sabía que no lo hacía de forma agradable, si no por rabia. Hace tiempo Rikki me había contado que Sam me culpaba por la separación de ellos dos, aunque hubiera sido ella quién hubiera roto con él, pero ella sabía perfectamente que solo lo quería para poder ser más popular, ¿Quién no es popular siendo el capitán del equipo de natación del instituto?

Pero bueno, ella era así…

-Claro que no.-Iván me miró y yo asentí para que supiera que no me importaba. Sam le cogió por el brazo y lo llevó tirando de él a la parte de arriba de la casa, ¿Por qué allí?

Esto me traía muy mala espina, me olía a gato encerrado, a lo mejor quería que me dejara sola, pero Iván no me haría eso. Ahora estaban poniendo canciones más movidas, la gente empezó a salir de la piscina y fueron dirigiéndose a la pista de baile, vaya, uno de todos ellos era Sara, ¿Quién era el chico con el que estaba?

Bueno eso daba igual, la pobre había sufrido mucho con Iván, estaba enamorada de él, aunque él no se diera cuenta, pero a lo mejor ya lo había superado con ese chico. Me estaba empezando a aburrir bastante, faltaba el chico que siempre estaba conmigo riéndose y que nos llevábamos muy bien, mi mejor amigo, Peter… el amigo que había cambiado de un día para otro sin darme una respuesta verdadera. Al cabo de un buen rato, me di cuenta de que Iván estaba tardando mucho, “¿Qué hago? ¿Voy a buscarle? ¿O me quedo aquí?” Opté por ir a buscarle. Fui caminando hacia la escalera, pero estaba llena de gente borracha, ¿Aquí todo el mundo en las fiestas se ponía borracho?

Pasé al lado de ellos sin mirarles.

-¿Tú no eres mi otra novia?-Preguntó un tío, la chica que estaba a su lado parecía que era su novia, sí, era su novia, había empezado a besarle, pero no hizo gesto alguno de importarle lo que dijo, “Efecto del alcohol” pensé. Subí las escaleras, en el pasillo que había un montón de mesas para tomar algo, igual que abajo, pero no estaban, habían a la derecha del pasillo tres puertas. Caminando hacia la primera puerta había un cartel, “ATENCIÓN: Habitaciones para invitados”. Abrí la primera puerta, había bastante gente con la luz apagada sentada en el suelo, estaban viendo una película de terror, me miraron y cerré la puerta. Me dirigí hacia la otra puerta, la abrí, pero no había nadie, solo estaban una cama, dos armarios y una mesita de noche con una lámpara, la cerré. Sólo faltaba la última, agarre el pomo de la puerta y la abrí… dentro era igual que la otra, solo que si habían personas, dos exactamente y uno de ellos era Iván… había cogido a Sam por la cintura mientras ella le besaba violentamente y le quitaba la camiseta… cerré la puerta rápidamente, ¿Sería capaz Iván de dejarme sola toda la noche? No, imposible, él era mi amigo, además me prometió que volvería enseguida, pero viendo lo visto. Bajé las escaleras, definitivamente no quería estar allí quería irme y eso es lo que quería. Cuando por fin estuve en la entrada miré hacia atrás con esperanza de ver salir a mi nuevo mejor amigo, pero no lo hacía, ¿A dónde iría yo ahora? Estaba todo oscuro y no sabía muy bien por dónde ir, de repente noté que se deslizaba por mi cara una lágrima cristalina, empezaron a caerse más y más por mi cara, “Es imposible, no me lo puedo creer”. La noche empezó a ponerse fría, muy fría, empecé a tiritar del frío de la espesa noche, “¿Por qué no le dije a Iván que regresáramos a mi casa?” Porque no sabía que se iba a ir con Sam. Ya no sabía cuántos kilómetros había caminado ya, lo único que sabía era que caminaba siempre en la misma dirección, me había perdido. Oí unos cuantos pasos que me seguían, no era de solo una persona, lo sabía por el distinto sonido de cada una de las pisadas. Empecé a caminar un poco más rápido aunque con el frío que tenía no me movía tan rápido…

-¡Eh! ¿Tú no estabas en la fiesta?-No le respondí, seguí caminando.

-Espera un momento, yo la conozco de algo.-Dijo una voz femenina de la que me sonaba familiar.-Sí, esa era la chica de aquel tío que estaba tan bueno.

-Puedes mirarnos no te vamos a comer.-El tío se empezó a reír.

-Dilo por ti.-Dijo la rubia, exactamente era la que casi me había matado antes con la mirada. El chico me cogió por el brazo con una fuerza que me obligó a girarme hacia él.

-¿Qué te pasa?-Preguntó el chico.

-Déjala, que se ocupe su novio.-Dijo la rubita.- Él tendría que estar ahora conmigo, pero como esta sola a lo mejor la ha dejado.-Dijo con ánimo.

-Está muy blanca.-Dijo él. El frío me envolvió entera, no sentía las piernas, los brazos nada.-Está congelada.-La cabeza empezó a darme vueltas y me dolía un montón la cabeza. Mis párpados empezaron a pesarme más y más, hasta que cerré los ojos completamente.

lunes, 28 de junio de 2010

Capítulo 6 "La Gran Celebración" (parte I)

Era como otro día cualquiera, solo que Rikki no paraba de subir y bajar las escaleras de la casa. Había venido para ayudarme a escoger las cosas que tenía que ponerme para la “Gran Celebración”. Se celebraba en una casa que estaba al lado del instituto, bastante grande para que pudiéramos estar bastantes personas. Bueno, Rikki estaba obsesionada porque estuviéramos las dos perfectas, más bien ella, quería estar maravillosa para Chad. La verdad es que no sabía que le gustaba de él, cuando lo conocí era un antipático, no sé si había cambiado. (Esperemos que si…) Yo quería que pasara rápido, ya que después serían vacaciones de verano.

-Bueno Megan, me voy ya, mis padres me estarán esperando para comer, ¿sabes? Les voy a presentar a Chad, espero que les caiga bien.-Dijo con esperanza.

-De acuerdo, te acompaño a la puerta.-Fuimos a la entrada.

-Adiós Megan, nos veremos después.-Me dijo contenta.

-Por supuesto, suerte con Chad, ya verás que vais a terminar saliendo.-Le dije con una sonrisa.

-No estoy segura de eso…-Dijo pensativa.

-Acuérdate de mí que te lo digo.-Le dije.

Sólo se río. Lo que estaba a punto de pasar ahora no me lo esperaba. Le abrí la puerta, y estaba ahí, delante nuestra, estaba quieto, mirándome fijamente a los ojos.

-Hola chicas.-Dijo algo cortado.

- Oh… hola Peter.-Dijo Rikki. Nos quedamos unos segundos en silencio, hasta que Rikki rompió el silencio.-Bueno… os dejo… hasta luego.-Y se fue, pero antes echándome una mirada como de ¿Preocupación?

-¿Puedo pasar?-Preguntó algo incómodo. Yo también me sentía igual que él… pero mucho peor…

-Si.- Cerré la puerta, esta vez no me senté en el sofá como hacía otras veces cuando él venía, si no que esperé justo al lado de la puerta, no me moví de allí.

-¿Qué quieres?-Le pregunté seria.

-Megan yo… yo…-Suspiró.-Solo quería pedirte perdón, estas últimas semanas no me he comportado como es debido contigo.-Dijo con culpabilidad.

-Tienes toda la razón, ¿Se puede saber por qué estabas tan rarito conmigo?

-Lo siento, perdóname, por favor.-Me miró con ansiedad.

-No me cambies de tema.-Dije enfadada.-Contéstame, la última vez que estuviste aquí parecía que te pasaba algo.-La cara le empezó a endurecerse.

- A mí no me pasaba nada.-Se le oyó encajar la mandíbula.

- Peter sabes que me lo puedes contar todo, ¿no?- Estaba bastante preocupada por él, tanto tiempo comportándose así… no sé, había cambiado de un momento a otro, se me hizo extraña la situación.

- Lo sé Megan, pero… esto es privado.- Sé que quería contármelo, por su expresión, pero no lo hacía…

- ¿Es tú padre, te ha hecho algo?- Me acerqué a él más preocupada aún.

- Que no Megan, él no me ha hecho nada.-Su voz no parecía decir lo mismo.

- ¿De verdad?-Todavía dudaba, además la cara que había puesto ahora lo delataba.

- ¿Te importo tanto como para que me estés interrogando?-Me preguntó.

- Eres mi amigo y me preocupo por ti.-Le dije.

- Ya pero eso no significa que me tengas que interrogar, no eres mi madre sabes.

No sabía que contestarle, nunca se había dirigido así a mí…estaba extraño…muy extraño, pero como seguía con ese carácter le respondí:

-Tienes que irte ya, tengo que prepararme.-Mi voz sonó tranquila, como yo quería.

- ¿Vas a ir a ese estúpido baile?

Yo ya no sabía qué hacer me estaba volviendo loca, tenía ganas de empezar gritar de la rabia, pero lo dejé pasar, no sé si no tenía buen día o qué, pero sabía que le pasaba algo, algo que ni siquiera a su mejor amiga se lo podía contar…

-¿Si, por qué, pasa algo?-Le pregunté bastante cabreada.

-Nada déjalo, haz lo que quieras.-Y se fue.

La verdad es que el tiempo pasaba muy rápido, cada vez que miraba el gran reloj que había en el centro del salón habían pasado veinte minutos exactamente, lo cual significaba que faltaba muy poco para que viniera Iván a buscarme. Mientras terminaba de colocar las cosas en mi bolso puse la radio, últimamente no había estado escuchando mucha música que digamos. Cuando termine me miré en el espejo que tenía en mi habitación, ¿Quién era esa chica? Estaba totalmente cambiada con ese maquillaje que me había elegido Rikki, “Espero que cuando Iván me vea no le dé un patatús” pensé. En ese instante sonó el timbre, cogí el bolso y bajé, despacio abrí la puerta por si acaso su reacción no fuera de mi agrado. Se le pusieron los ojos como platos y abrió un poco la boca por causa de la sorpresa, me empecé a reír.

-Que conste que ha sido Rikki.-Le dije sonriendo.

-Pues te ha dejado espléndida.-Dijo mientras me miraba.

-Muchas gracias.-Contesté mientras cerraba la puerta.

El coche que tenía, cacho coche, nada más ni nada menos que un porsche negro, la verdad es que no me hacía mucha ilusión montar en él como otras chicas que se le acercaban y se lo pedían. Me abrió la puerta del copiloto y dijo:



-Las damas primero.-Le respondí con una sonrisa.

A lo lejos dislumbre unas siluetas oscuras, cuatro para ser exactos, cuando se fueron acercando podía ver con más claridad, eran unas chicas, con el maquillaje que tenían y como se vestían aparentaban mi edad, pero si te fijabas bien eran mucho más pequeñas que yo.

-Bonito coche.-Le dijo la pelirroja.

-Pero más guapo eres tú.-Dijo la rubia, Iván se empezó a reír.

-Si queréis ligar, hay muchos tíos por ahí.-Mientras, las cuatro chicas empezaron a rodearle.

-Pero no queremos ligar con otros tíos.-Dijo la morena mientras se acercaba a él. En ese instante miré el reloj, la fiesta había empezado ya hace quince minutos.

-Pues se siente, ya estoy cogido.- ¿A quién se refería? No me había contado qué tuviera una novia, hasta que después capté por donde iba…

-¿Es tú novia?-Preguntó la última mientras señalaba hacia mí. Decidí salir. Me bajé y fui caminando alrededor del coche hasta llegar al lado de Iván, las chicas me miraban con celos al caminar. Cuando llegue Iván me rodeó la cintura con uno de sus musculosos brazos para disimular.

-¿Quiénes son?-Pregunté mientras le ponía la mano en el hombro, podía sentir como la rubia me miraba fijamente con mucha envidia, “si que están desesperadas” pensé.

-Son unas chicas que se habían perdido.-Dijo mientras las miraba.

-Bueno, ¿nos vamos? Hace mucho frío.-Iván empezó a quitarse su chaqueta. Él también quería llegar ya, se le notaba que quería fiesta.

-Toma, entra en el coche, ¿vale? Yo les voy a decir a donde tienen que ir.-Hizo signos de dármela para que me la pusiera yo, pero para fastidiarlas me la puso él.

-De acuerdo.-Le sonreí y le besé en la mejilla... Parecía que él no se lo esperaba porque se sobresaltó un poco, pero no se noto. La rubia parecía que de un momento a otro se me iba a tirar encima, la pelirroja se dio cuenta y le toco el brazo. Regresé dentro del coche e Iván les dijo unas cositas.

-Es mejor que os vayáis y también es mejor que liguéis en otro sitio, no en medio de la calle si no queréis que la gente piense mal.-Les dijo.

-A nosotras no nos importa lo que diga la gente, somos libres de hacer lo que nos dé la gana.-Dijo la cuarta de pelo negro.

-De acuerdo, haced lo que os dé la gana.-Y se sentó dentro del coche.

Arrancó el coche, y cuando ya las habíamos dejado bastante atrás empezamos a reírnos.

-Pero que se creen, si tienen al menos dos años menos que nosotros.- Empecé a decirle entre carcajadas.

-Ya ves, lo que les dejan hacer los padres.- Dijo mientras parábamos de reírnos.

-Pero lo gracioso fue que se tragaron que éramos novios.-Le dije riéndome un poco.

-Eso es verdad, pero lo que más me hizo gracia fue cuando te puse la chaqueta, la pelirroja me miró con una cara.-Empezó a reírse de nuevo.

-¿Pero tú no vistes cuando te di un beso en la mejilla, como se puso la rubia? Enserio, un poco más y me come.-Me uní a sus risas otra vez. Cuando mencioné lo del beso me pareció que se había encogido un poco.-Muchacho, vuelves a las chiquillas loquitas.-Volvió a reírse. Murmuró algo para sí mismo que no logré escuchar.

-Bueno, ¿Y qué piensas hacer en verano?-Preguntó.

-Pues no sé, me supongo que iré a ver a mi padre a los ángeles. Mierda.

-¿Qué pasa?-Me miró extrañado.

-Se me ha olvidado la chaqueta, y hace un frío que pela.-Contesté.

- ¿Quieres que regresemos?-Preguntó mientras encendía la calefacción.

-No, da igual.-Le dije.

-Cuando tengas frío coge mi chaqueta.-Me ofreció.

-De acuerdo, gracias.-No me había dado cuenta de lo elegante que estaba, en verdad demasiado elegante, “pues si que se lo tomó enserio” pensé. Aunque me gustaba bastante como le quedaba, parecía un caballero, lo hacía más… no sé, ¿sofisticado?



-Que elegante vas.-Le dije mientras él se hacía el pelo para atrás.

-Gracias, aunque creo que es más elegante para mi gusto, pero es normal, ya que lo ha elegido mi padre.-Dijo suspirando. De pronto empezó a reírse.

-¿Pasa algo?-Le pregunté.

-No, solo que mis padres se han vuelto majaretas.-Seguía riéndose.

-Ah, ¿se puede saber por qué?-Tenía bastante curiosidad ya que nunca me había hablado de ellos.

-Nada tonterías.-Dijo con una mini-sonrisa.

-No, ahora me lo dices, no me puedes dejar con la intriga.-Le miré esperando su respuesta.

-Está bien, pero es una chorrada.-Se paró por el semáforo en rojo y aprovecho para mirarme a la cara.-Creo que lo que nos acaba de pasar ahora puede ser tu respuesta.-Me quedé callada, creo que le dio un poco de vergüenza, después de eso me reí. El semáforo se puso en verde.

sábado, 12 de junio de 2010

Próximo capítulo !

Siento no haber escrito más entradas pero no he tenido nada de tiempo con los exámenes, os prometo que recuperaré estos meses perdidos. No os preocupéis que el próximo capítulo ya esta al llegar.




Os pido disculpas.