jueves, 21 de julio de 2011

Prólogo del capítulo 12. "Cartas a Julieta"

Cada vez que me asomaba por la puerta había una carta encima del felpudo, algunas veces de color blanco, otras veces de color como marrón flojo, pero sobretodo de color rosa. La única pregunta que rondaba por mi cabeza era: "¿Quién me mandaba esas cartas?" Estaba firmado por: Anónimo, las cartas no eran de amor, sino de amistad y...¿culpabilidad? No sé...desde luego de Iván no eran, de mi madre tampoco y de Adam menos aún. Entonces me vino un nombre a la cabeza, ¿Rikki? No...ella ya se había olvidado completamente de mí desde que estaba con el imbécil de Chad. "Cómo cambia la gente..." pensé. Bueno...me quedaba un nombre más, pero...esa persona no me iba a hablar nunca más en la vida. Con una de las cartas me emocioné, era tan bonita...decía:


La amistad es una cajita de cristal. Pequeña, transparente, donde guardas allí dentro todos tus pensamientos, ideas, cariño y amor. Un cristal fino donde te reflejas. Material en el que están hechos tus sueños. Son porciones de tu corazón que intentas que no se rayen nunca. Un amigo es más que una persona. Algo que no es físico, algo que siempre llevas. Es eso que recoges por el camino y guardas e, cuidadosamente acomodado en su interior de terciopelo. Todo eso en lo que crees, en lo que confías, en lo que sientes. Eso que más allá del mundo encuentras. Eso que te abraza cuando piensas que no puedes más. Algo que lamentas no ver. Porque el amigo no se ve, no se toca, no se huele. Simplemente lo sientes. Y, aunque se encuentre sentado a tu lado, tú nunca lo ves como la materia física que es. Su esencia oculta entre los pliegues del terciopelo de tu cajita de cristal. A veces lo miras a los ojos. A veces sientes su presencia. Sin embargo, el amigo no es la persona que ves. Es la persona que sientes. Es aquello por lo que darías todo. Menos tu cajita de cristal.

Att: Anónimo.


Aunque no fuera la persona que quería que fuera que escribió esta carta tenía que hablar con él, porque le echaba de menos, solo que...tenía miedo de meter la pata (como siempre) y seguro que no quería hablar conmigo, pero...tenía que intentarlo, es mi mejor amigo, y lo seguirá siendo, al menos en mi corazón. Tenía que intentarlo, le había hecho mucho daño y él se había comportado tan bien conmigo...soy una idiota...está bien, esta tarde voy a ir a su casa y hablar con él, espera...no sabía dónde vivía...madre mía, pues iré a la playa a ver si está por allí, y si no lo llamaré, mi querido Peter Swan.

martes, 12 de julio de 2011

Capítulo 11. "Siglo XV"

Bajé la ventana hasta la mitad, hacía demasiado calor. Durante el camino estuvimos hablando de que podíamos quedar para ir a la playa, y hasta a lo mejor ir a un apartamento. Estaba mirando por la ventana los fascinantes paisajes que no me había dado cuenta hasta ahora que habían, eran maravillosos, como un cuadro. A lo lejos se veía una enorme casa, por no decir mansión. Era ENORME, desde fuera se veía el garaje, un gran jardín con muchas flores, rosas rojas, “Mira de donde las sacó” pensé.

Entramos en el lujoso garaje, tenía más de 5 coches: un Ferrari, un Lamborghini, dos mini Cooper…y más que no sabía distinguir. Iván aparcó y me abrió la puerta.

-Vaya, tienes un montón de coches.-dije sorprendida-

-Bueno, más bien mi familia tiene un montón de coches.-sonrió- Mi padre colecciona coches, todos son de él excepto los dos minis que son de mi hermana y mi madre, y el Porsche que es mío.-se quedó observando por un instante los coches y luego dirigió su atención hacia mí- ¿Preparada?-preguntó sonriente-

-Claro.

Me guió hasta una puerta que estaba al final del garaje. Detrás de la puerta había un enorme pasillo decorado con vidrieras de todos los colores con grandes jarrones que parecían orientales a los lados, un pequeño círculo en el techo donde se veía perfectamente el cielo azul. Iván me cogió de la mano y siguió guiándome por la casa, giró a la derecha y nos encontramos con unas enormes escaleras rojas que iban vestidas con una gran alfombra que hacía juego con las cortinas del mismo color, de las ventanas que rodeaban la habitación, Iván se paró un segundo y dijo:

-Este es el hall de la casa, toda el diseño de interior está hecho por mi padre y todo el decorado lo ha puesto mi madre.

-Es fantástico todo Iván, quiero que tus padres me hagan una casa así.-Me agarró suavemente por la cintura y sonriendo por mi comentario-

Después de aquello reanudamos la marcha y subimos por aquellas hermosas escaleras, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete…quince…veinte. Giramos a la izquierda, desde allí justo desde la escalera se podía percibir un delicioso olor a sopa y pescado. Seguimos caminando hasta que una doncella apareció delante de una enorme puerta de un color escarlata acompañado con líneas mixtas que parecía que no tenían fin de un color dorado intenso al igual que los enormes pomos en forma de corazón.

La doncella se dirigió a Iván y antes de hablar le hizo una pequeña reverencia.

- La tua famiglia è in attesa di…¿señoríto?

-Señorito Giulia señorito. Lei è Megan.-me miró dulcemente-

-La doncella, bueno Guilia me miró sorprendida- Oh, mi dispiace signora, è un piacere conoscerti.-me sonrió amablemente e hizo la misma reverencia que le hizo a Iván-

-Dice que es un placer conocerte.-me murmuró Iván divertido-

-Oh, grazie.-dije avergonzada ya que no sabía si lo había pronunciado bien, pero Giulia asintió contenta-

-Que…aprové…aproveche.-sonrió triunfadora de haberlo dicho bien-

-Grazie mille Giulia.

Giulia abrió las esplendorosas puertas y contestó:

-Di niente signore.

Iván me dio un pequeño empujoncito que era la señal de que empezara a caminar de nuevo. El comedor no era igual que lo que había visto de la casa, era aún más hermoso. Era una enorme sala rectangular donde en el centro había una larga mesa donde se situaban tres personas, la madre, padre y hermana de Iván. Había unos grandes ventanales donde entraba una cantidad de luz inmensa y donde se podía contemplar el porche de la casa. Arriba del todo iluminaba una gran lámpara que colgaba del techo, era de cristal con unas pequeñas perlas rodeándola por completo para que fuera más lujosa. A los lados de la habitación se encontraban cuatro sirvientes por lado, izquierda hombres derecha mujeres, todos colocados por estatura y de forma horizontal en la misma fila. Por otro lado las mujeres iban igual.

Al entrar todos se pusieron de pie con grandes sonrisas de felicidad. Iván y yo nos acercamos, él notó que estaba nerviosa y me apretó un poco contra él con suavidad.

-¡Qué alegría! Mi querida Megan, estábamos ansiosos de verte.-La madre de Iván, Rose, se acercó a nosotros casi corriendo, pero con elegancia, seguidamente me dio un abrazo- Espero que Iván te haya enseñado un poco la casa.-dijo la madre mientras miraba a su hijo con una sonrisa-

-No toda, solo me ha dado tiempo de enseñarle el Hall y el garaje.

-Rose se disgustó un poco- Bueno, no pasa nada luego se la terminarás de enseñar. Sentaos por favor.

Los tres nos dirigimos a la mesa y nos sentamos. Rose en una punta de la mesa junto a su marido David, en el lado derecho de la mesa estaba sentada Sally la hermana mayor de Ivan y por la parte izquierda estábamos Ivan y yo. En la mesa había un plato hondo de porcelana encima de uno llano, copas tan grandes como para servir vino estaban justo enfrente del plato, al lado había una servilla color granate con infinitos utensilios que me acordaba muy bien de cómo utilizar cada uno. Cuando era pequeña mi madre y mi padre me llevaba a restaurantes carísimos con sus compañeros de trabajo, y así fue como aprendí a utilizar todos los cubiertos.

La hermana de Ivan nos miró fijamente con una leve sonrisa después se levantó y dijo:

-Encantada de conocerte Megan, soy Sally.-me enseñó su mejor sonrisa-

-Igualmente Sally, es un placer.-le dediqué casi la misma sonrisa solo que más avergonzada-

-Bueno siento decir esto, perdonadme, pero no puedo quedarme a almorzar con ustedes, tengo un asunto que resolver, espero que les aproveche.-todo el mundo dijo un simple ‘gracias’. Salió fuera de la sala. Una de las sirvientas, la del centro concretamente se acercó a la silla que había abandonado Sally y la colocó en su sitio, al igual que hizo ella después.-

-Bueno Megan es un honor que hayas venido a comer con nosotros, hace mucho tiempo que no vemos a tu madre, una señora espléndida por supuesto.-me comentó David-

-El honor es mío señor Winnsley. Bueno, mi madre ha estado viajando mucho como ustedes sabrán, con congresos, convenciones, etc. Ha estado ocupada todo este tiempo, pero le hubiera encantado verles seguro.

La señora Winnsley me miró amablemente.

-Oh, eres igualita a tu madre, educada y preciosa, ¡Me encanta!-y se rió junto a su marido-

Ivan notó en mi voz nerviosismo, y era así, entonces carraspeó.

-Bueno, que vayan sirviendo la comida que se enfría.

Todos los sirvientes tanto mujeres como hombres giraron sobre sí mismos y empezaron a coger la comida que estaba detrás de ellos en una mesa con el mantel de color blanco. Poco a poco fueron sirviéndonos a cada uno y cuando terminaron volvieron a su sitio y nosotros empezamos a comer. David comenzó a contarnos cómo consiguió que hicieran esta casa tan bonita. Nos dijo que su idea era un poco al estilo medieval y oriental, y que Rose con sus dotes decorativos hizo de la casa un castillo (más o menos). De primero nos sirvieron sopa de pollo, de segundo pescado a la plancha con papas sancochadas y un poco de ensalada, y por último de postre un Brownie.

-Bueno, y ¿quién se lo pidió a quién?-preguntó la madre entusiasmada-

-Yo a ella.-respondió Ivan cogiéndome de la mano por debajo de la mesa-

-¡Qué bonito por Dios! Me encanta.-gritó Rose. Me sonrojé un poquito-

-Mamá.-dijo Ivan aguantando la risa-

-Qué pasa, me alegro muchísimo, me encanta saber quién se lo dijo a quién. Encima que cuando estabas con Sam fue ella quién te lo pidió, es más bonito que lo pida el chico.-sonrió la madre-

Cuando mencionó ese nombre me puse de repente seria e Ivan se tenso y miró fijamente a su madre con expresión de enfado. David al notar lo que pasaba rompió el silencio que se había formado.

-Ivan, ¿por qué no le terminas de enseñar a Megan la casa?-dijo David más bien como afirmación que como pregunta-

Ivan se levantó tirando de mí lo más suave que pudo.

-Sí, será lo mejor.-me apretó contra él y caminamos juntos sin decir nada hasta la puerta. Luego bajamos por aquellas grandes escaleras y me llevó detrás de ellas. Pasamos una puerta de cristal y había un hermoso jardín donde había un camino de piedras que llevaba a una fuente con bancos de piedra a su alrededor, y me llevó hasta allí.

-Lo siento.-me susurró en el oído cuando estábamos sentados en el banco-

-No ha pasado nada de lo que me tengas que decir lo siento.-dije mientras le acariciaba la mejilla-

-Supongo que le he puesto demasiada importancia.-admitió Ivan-

-Un poco sí, es tu ex, no pasa nada, ­es normal tener una ex.-apoyé mi cabeza en su hombro-

-Pues te pido perdón por haberme puesto así por ella.-entrelazó mis dedos con los suyos-

-sonreí- Te sigo queriendo igual, que lo sepas.-y le besé la mejilla-

-rió- Vale me seguirás queriendo igual, pero no más que yo a ti.-me besó el cabello-

-¿Siempre me vas a decir eso?-pregunté con una sonrisa-

-Siempre.-se acercó lentamente mirándome a los ojos y luego me besó durante unos minutos hasta que le paré el carro-

-¿Quieres ahogarme o qué?-dije de broma y le besé-

-En besos sí.-rió y me cogió como si fuera un bebé-

-Mmmm…pues entonces te dejo que me ahogues.

-¿Me concedes ese honor?-preguntó pícaramente-

-Te lo concedo.

Acercó mi rostro hacia el suyo, me miraba como si fuera la única cosa en el mundo que quería, su expresión era…no sé cómo explicarlo porque no hay palabras para poder describir. Sus labios carnosos se compenetraban con los míos y se movían rítmicamente si dejar que se separan ni un solo momento. Pasión, esa era la palabra para describir como me besaba, con cuidado, pero con mucha pasión.


domingo, 22 de mayo de 2011

Capítulo 10. "Fresas con nata" (Parte 3)

Buzón de entrada: (1 mensaje nuevo)

De: Móvil Iván a las 10:01h.

“No seas boba, vete cómo vas siempre, de todas maneras vas a estar hermosa, y no estés nerviosa cielo, no te van a comer ni nada por el estilo. Estaba pensando que después de comer podríamos ir a algún sitio, si eso te ayuda a saber qué puedes ponerte. Una cosa, si quieres puedo ir a tu casa ahora, la verdad es que me aburro demasiado en mi casa.”

Para: Móvil Iván

De: Megan

“Aunque vengas no me voy a tranquilizar que lo sepas, ¿y a dónde iríamos luego? Si me dijeras el lugar exacto a lo mejor si me ayudabas un poquito ¡NO VENGAS! Son bromas, yo también me aburro, ven porfa, pero ya eh, te quiero.”

Mensaje enviado a las 10:05h.

Me levanté del suelo y me dirigí a mi habitación, abrí el armario y dejé que mi vista contemplara la ropa que me podía poner. Había que ver la cantidad de ropa que tenía y no me había dado ni cuenta. Y así encontré lo que buscaba, un precioso vestido verde de verano, con escote en forma de corazón, y justo me acordé de unos zapatos de tacón preciosos que me había comprado y ni siquiera los había estrenado. Cogí el vestido y lo puse sobre la cama para que no se me arrugara y fui a buscar a la zapatera los zapatos. Adam estaba sentado en el sofá viendo la televisión como si sólo estuviera él en la casa, pero me acordé de que Iván venía y tenía que decírselo.

-Adam.

-¿Sí?-preguntó él mientras giraba su cabeza en mi dirección.-

-Que Iván viene ahora, para que lo supieras.-sonreí-

-Oh, de acuerdo Megan, gracias.-me devolvió la sonrisa. Se levantó del sofá y subió las escaleras hacia su habitación, bueno la de mi madre y él-

Recogí los zapatos y me dirigí a mi habitación, me puse los zapatos y el vestido, luego me miré en el espejo que estaba detrás de la puerta. La verdad me quedaba bastante bien. Seguidamente me senté en mi tocador y empecé a maquillarme, ni muy llamativa ni muy discreta. Me puse sombra de ojos verde entre claro y fuerte. En los labios me puse un brillo que me hacía los labios como un marrón suave natural y lo más importante: el rímel.

En el pelo me hice dos trenzas pequeñas que después se unían por la coronilla con una traba pequeña y lo demás me lo dejé suelto. En ese mismo momento tocaron el timbre y mi corazón se puso como loco de nervioso. Bajé, abrí la puerta y me encontré a Iván con un ramo de rosas rojas. Estaba tan mono plantado allí sonriendo mientras me miraba con las flores en la mano, así que me acerqué a él y le abracé con fuerza.

-Hola.-dije sonriendo-

-Hola mi amor.-me abrazó tan fuerte que casi ni pude respirar, luego no separamos y juntamos nuestros labios en un tierno beso bastante largo que nunca me cansaría en repetir. Nos separamos de nuevo y me miró a los ojos.- Toma, esto es para ti.-Alargó el brazo con las rosas. Las cogí.-

-No tenías por qué haberte molestado.-me sonrojé. Me miró a los ojos con un brillo tan bonito en los suyos que casi me da algo-

-Unas bellas flores tienes que regalárselas a una bella chica.-Sonrió. Luego se quedó mirándome de arriba abajo- Veo que ya has decidido qué te ibas a poner.-Me miró sonriente y me sonrojé como una niña pequeña- Estás hermosa, como siempre.

-Gracias.-le sonreí-

-No se dan.-Me rodeó con su brazo atrayéndome hacia él. Puso sus labios en mi oreja y susurró- Te quiero más que a nada en el mundo.-Su voz y aliento hicieron que me ruborizara y soltó una pequeña risita. Con su otra mano me acarició la cara y luego se acercó lentamente…y apareció Adam-

-Carraspeó y le miramos- Perdón por molestar, pero tu madre quiere hablar contigo Megan.-Cogí el teléfono que me ofrecía Adam de su mano y contesté aún en brazos de Iván-

-Dime Mamá.

-Cariño, mira que sólo quería saber si prefieres fresas o peras.

-Reí- Fresas mamá, sabes que me encantan y no te olvides de la nata.

-De acuerdo cariño, ¿ya estás con Iván?

-Sabía que no sólo me podía llamar por saber qué fruta quería- Sí mamá.-Miré a Iván a los ojos y soltó una carcajada.

-Vale cariño, pásatelo bien y agradéceles a los padres de Iván por haberte invitado a comer.

-Que sí mamá, ¿te dejo vale?

-Vale, pásatelo bien.-dijo alegre-

-Sí, venga adiós.-colgué-

-¿Siempre es así?-preguntó Iván riéndose un poco-

-Sí, es una pesada.

-Supongo que las madres son todas iguales.-dijo sonriéndome-

-La mía es peor, créeme.

-Bueno y, ¿por dónde íbamos? Ah sí.-me miró pícaro y me atrajo hacia su rostro otra vez. Mientras nos besamos bajó un poco las manos. Después me separé de él un poco brusca porque se me quedó mirando, yo me reí y le dije-

-Me falta coger el bolso, me acabo de acordar.-me separé de él y fui corriendo a coger mi bolso, luego volví con él- Ya está.-me sonrió, me cogió de la mano y entrelazo sus dedos con los míos-

Caminamos un poco hasta llegar a su coche, me abrió la puerta del copiloto y luego rodeó el coche y se subió al asiento del conductor.

Hoy publico mis queridísimos seguidores ♥

Bueno, que estoy medio terminando el capítulo mientras estudio música, y dentro de dos o tres horas publico, os quiero a todos, gracias por apoyarme y seguir ahí siempre (L)

lunes, 9 de mayo de 2011

Siempre seguirá la imaginación ♥

Queridos amigos, ya sé que ha pasado mucho tiempo, espero que todo os vaya perfecto. Tengo una noticia que os alegrará, ahora mismo estoy escribiendo el próximo capítul y si lo termino, puede que lo publique hoy, sino la próxima semana, gracias por seguir ahí siempre :") (L)

domingo, 27 de marzo de 2011

Capítulo 10. "Mensajes" (Parte 2)

-¿A quién llamas?-preguntó Adam acercándose a mí.

-A un amigo.-contesté. Que se creía, ¿Qué porque ya estuviera viviendo en mi casa tenía que comportarse como mi padre?

-Ese amigo es, ¿Peter Swan?-preguntó con curiosidad.

-¿Cómo lo…?-contestaron al teléfono.

-Casa de los Swan.-esa voz tan familiar solo podía ser de él, aunque un poco entristecida. Me quedé bloqueada no sabía que decirle después de lo ocurrido.

-¿Hola? ¿Hay alguien?-preguntó con impaciencia, parece que no tenía un buen día. Decidí hablar.

-Hola, Peter.-dije en un susurro. Hubo un silencio.

-¿Qué tal con Iván?-preguntó disgustado. Suspiró.-¿Cuándo pensabas contármelo Megan?-su voz era serena, aunque un poco triste.-Ya sé que, alomejor…alomejor no me lo dijiste porque no me perdonaste, pero que lleves ya dos semanas con él y no decírmelo, eso me ha dolido mucho…-Espera espera, ¿saliendo con Iván desde hace dos semanas?¿Qué?

-Peter, antes de todo, yo siempre seré siendo tu mejor amiga, ayer no pude ir porque…porque salí con Iván, me olvidé lo siento…y ¿qué es eso de que llevo dos semanas con él? ¿Quién te ha dicho esa trola? No llevo con él dos semanas, me pidió que fuera su novia ayer cuando salimos, y yo le dije que sí…-Hubo otro silencio.- Peter, ¿estás ahí?

-Sí, sigo aquí.-dijo en un leve susurro. Su silencio me mataba, quería que dijera cualquier cosa, pero que lo dijera ya, aunque dijera que me odia y no quisiera volverme verme nunca más.

-Peter, dime qué pasa.

-No pasa nada, es solo que…si me hubiera decidido antes, pero…siempre lo estropea todo.-dijo con rabia. ¿A qué se refería? ¿Si no lo hubiera estropeado? ¿Se referiría a mí?

-¿Te refieres a mí Peter?

-¡No! No es nada contigo, soy yo…y alguien más.- Ya me iba a dar otra vez la charla de que era él el que tenía la culpa.

-Peter, escúchame, ¿Quién te ha dicho lo de Iván?

-Samantha, como siempre se entera de todo. -¡Será guarra la tía! ¡Siempre metiéndose en las cosas de los demás!

- No le hagas caso Peter, bueno, tiene razón en que él y yo estamos juntos, pero nada más.

-No tienes que explicarme nada, es tu vida y haces lo que te dé la gana con ella.-su voz era seca y distante.

-¿Puedo verte esta tarde?-pregunté.

-¿Para qué?-dijo riéndose.

-¿De qué te ríes?-pregunté enfadada, parecía un niño pequeño.- Quiero arreglar las cosas y no pienso hablar contigo de todo esto por teléfono.

-Ya lo hemos hablado todo, ahora vete a besarte con Iván.-dijo. No sé, pero en ese momento me sentí como si no tuviera a nadie en el mundo, tenía un vacío en el corazón que no podía llenar, estaba siendo demasiado duro conmigo.

-¿Sabes qué?- dije temblándome la voz.

-¿Qué?

-Me da igual que no hables conmigo, ¿sabes por qué? ¡Porque eres un idiota al que no le importa los sentimientos de los demás a pesar de saber que esas personas te quieren y harían cualquier cosa por ti!-grité.

-¿Cualquier cosa? ¡JA! Escucha como me rio, la única que piensa en ella sola eres ¡TÚ! Porque supuestamente quisieras ser mi amiga hubieras ido ayer y no me hubieras contando esa trola de que se te había olvidado.-dijo cabreado.

-¿¡Qué yo pienso sólo en mí!? Peter no me vengas con esas anda, ¡Claro que quiero ser tu amiga! ¡Siempre te he dicho que te quiero un montón que eres mi mejor amigo! Y no es una trola, sí, se me olvido ¡porque estaba con una persona que me hace feliz y no me tiene preocupada todo el rato!-En ese instante hubo un silencio, él hacia ruidos raros como si quisiera decir algo, pero que no sabía que decir.

-¿Con que te tengo preocupada todo el rato no? ¡Por eso cuando te esperé durante horas ayer de camino a mi casa con una rosa en la mano y una cesta de picnic os vi a ti y a Iván besándoos, y yo no vi que estuvieras preocupada, sino todo lo contrario!-gritó.

-¿Qué?-dije en un leve susurro.

-¡Lo que has oído!

-Una rosa y una cesta de picnic, deja de tomarme el pelo Peter.-dije riéndome.

-Encima ni me crees ¡si hubieras estado allí te lo creerías!

-¡Pues no fui, y ahora me alegro de no haber perdido tiempo en haber ido, porque me he dado cuenta cómo eres, TE ODIO! Voy a colgar.-grité mientras lloraba.

-¡MEGAN ESPE…-había colgado.

Me senté en el suelo llorando, no sé qué había pasado…Oí unos pasos subiendo por la escalera, era Adam, ¿habría escuchado toda mi conversación? “Dios Megan, has metido la pata hasta el fondo.” pensé. Noté movimiento en el bolsillo de mi pantalón. Era el móvil, -mensaje nuevo, Móvil Iván, 26 de Junio a las 9:45h.

“Hola mi amor, puede que sea un pesado, pero es que estoy ansioso, necesito verte ya. Oye, una cosa, por mis padres ni te preocupes, son un poco pesados, pero te caerán bien, ¿te he dicho que te quiero? Voy a decirte un secreto, pero no se lo digas a nadie, quiero besarte, así que espero que las horas se vayan volando, te amo.”

Qué lindo era, me hacía falta un mensaje así para animarme, bueno, tenía que estar feliz, luego iba a estar con él y no quería que viera qué me pasaba algo. “quiero besarte” Dios me estaba enamorando más de él, “ya está Megan.” Me dije a mí misma. “Voy a responderle.”

“Buenos días, yo también tengo ganas de verte. Oh no tranquilo, ni he pensado en tus padres, yo también te quiero mucho, ¿crees que debería ir muy arreglada o más bien normal? Vale, puede que te parezca una estupidez, pero es que estoy un poco nerviosa, te quiero.”

Mensaje enviado a las 9:55h.