miércoles, 22 de diciembre de 2010

Capítulo 10. "Soñar" (Parte 1)


El atardecer era irremediablemente maravilloso. Mi sueño era similar a uno que tuve hace tiempo, en la playa, la brisa dándome en la piel, el agua cristalina y transparente acariciándome todo el cuerpo, sin dejar que escapara ni una sola parte de mí, de mi mente, mis pensamientos, mis deseos, mis confusiones…

El agua para mí es como dar un billete de cinco euros a un pobre, o algún pirata que después de mucho tiempo encontraba su mayor tesoro, era más que satisfacción, era placer.

Como en mi antiguo sueño me encaminaba hacia aquel hermoso y resplandeciente sol, era mi deseo en ese momento. Estaba tumbada en la orilla, saboreando el aroma de aquel mar tan vivo. Mi cuerpo me impulsaba a ir hacia allí, donde estaba mi sol, me deje llevar por ese impulso que hacía que cada vez el agua fuera subiendo alrededor de mi cuerpo, pero algo distrajo mi deseo del sol, era una voz harmoniosa, aquella voz era masculina, sin duda, desafinaba en algunos momentos, pero eso daba igual, porque te hipnotizaba. Cada vez se escuchaba más cerca, por el sonido de su voz se dirigía hacia mí, y estaba en lo cierto, pude sentir como me susurraba al oído su hermosa canción, “No te preocupes, nunca te podría olvidar, porque eres el amor de mi vida…”. Era lo que recitaba aquella voz tan hipnotizante. Mientras, me acariciaba el pelo rítmicamente, primero abajo, luego arriba, y por último intentaba hacerme tirabuzones con su dedo índice. Lo más extraño fue que no quería saber quién era aquel desconocido de la maravillosa voz, con solo un intento de ordenarle a mi mente que realizara ese pequeño movimiento, pero no me obedecía, por más que lo intentara, no podía…

Aquel extraño hizo un acto que me dejo el corazón latiendo a doscientos por hora, con su dedo insinuante empezó a dibujarme figuras por la palma de mi mano, cada caricia que daba volvía aún más loco a mi corazón, hasta que me cogió la mano y me la besó lentamente con ternura. Su voz se apagó, pero no porque dejara de cantar, si no porque me robó un beso, un beso que hizo que por todo mi cuerpo se extendiera una descarga eléctrica, como besaba, besos suaves, pero apasionados. Él apoyó su brazo a mí alrededor y seguidamente me tumbó en la arena, cálida como siempre. Cuando dejó de besarme sentí como separaba su rostro de mí, pero no sé porque no abrí los ojos para impedir que lo hiciera, quería que siguiera besarme y nunca despertarme de aquel hermoso sueño, aunque me estuviera besando un extraño al que no quería revelar su identidad, ¿sería por miedo a quién pudiera ser? No lo sabía, pero el corazón se me paró al instante de reconocer su voz…

-Puedes abrir los ojos-murmuró. Así que me obligué a abrirlos. Sus ojos azules, como el zafiro…No…No… ¡no! Él no podía ser, tenía que cambiar mi sueño y cambiarle a él, porque…Porque, ¿Por qué? Porque no podía estar soñando con otro que no fuera Iván, me sentía mal haciéndolo.

-Vete.-le murmuré. Se me quedó mirando sorprendido.

-¿Me has llamado para que me vaya?-preguntó.

-¿Qué? ¿Cómo que te he llamado, a qué te refieres?-me aparté de su lado mientras formulaba la pregunta.

-¿Cómo? Haber, tú creas tus sueños, escoges el sitio donde quieres que suceda algo, eliges la historia, y las personas que participan en él. Ahora, ¿entiendes mi pregunta?

-Ah, claro, pues si eso fuera así, tú no serías quién me hubiera besado.

-¿Si? ¿Estás segura de eso?-me preguntó con picardía.-Creo que te equivocas, solo estás frustrada porque sabes que tenías que estar conmigo y no con él.-Contestó enfadado.

-Oye, tú solo eres parte de mi imaginación, no eres Peter de verdad así que, deja de hablarme como si fueras él.

-Yo no te estoy hablando como si fuera él, solo te digo lo que creo que sientes por mi yo verdadero.

-¡Déjame en paz! ¿¡T e crees que yo no estado pensado si de verdad debería estar contigo o con Iván!? Como se nota que solo eres producto de mi imaginación.-di media vuelta y comencé a caminar sin rumbo.

-¡Sólo tienes que dejarte guiar por tu corazón!-gritó el personaje de Peter. Le miré a lo lejos y le dije:

-¡Eso es lo único que estoy intentando hacer, pero mi corazón no se decide!-hubo unos segundos de silencio.-Tú… ¿Tú qué piensas?

-¡Pues que si no lo sabes tienes un serio problema!-se encaminó hacia el mar.

-¡Eso ya lo sé, sólo te estoy pidiendo que me ayudes!

-¡Yo no puedo ayudarte!-dijo llegándole el agua por los hombros.

-¡Espera! ¡No te vayas aún! ¡Eres mi única esperanza!-fui corriendo hasta donde él se encontraba.

-¡La única esperanza que tienes, es que no te dejes influenciar por los demás, que es lo que están intentando hacer contigo!

-¿Qué? ¿Cómo que…?-pero ya había desaparecido.

De repente me encontraba en mi habitación respirando con dificultad. Aquel sueño había sido muy extraño, ¿Qué quería decir con lo de “te dejes influenciar por los demás, que es lo que están intentando hacer contigo”? ¿A quién se refería? Bueno, quizá le estaba poniendo más importancia de la que tenía. Se oyó como si alguien entrara dentro de mi habitación, era Arena, se subió a mi cama y se acomodó en mis piernas mientras la acariciaba.

-Como me alegro de que hayas vuelto.-ella me miró y soltó un miauu. Miré el reloj eran las 9:00h. Era hora de levantarse. Me puse unos shorts blancos con una camiseta de manga hueco y unas sandalias, fui a mi tocador y allí me empecé a peinar. Al parecer no había apagado el móvil, y sólo me quedaba una barra de batería. Cuando terminé de peinarme, puse a cargar el móvil que ya se me había apagado, al encenderse tenía un mensaje, lo abrí, era de Iván.

“Acuérdate de que a las dos te voy a recoger, no sabes las ganas que tengo de verte otra vez, te quiero mucho.”

Móvil Iván, mensaje enviado el día 26 de Junio a las 9:05h.

Iván, era increíble y eso que solo llevábamos saliendo un día, aunque ya iban dos…Dios parecía tonta, alegrarme por hacer con un chico dos días, que chorrada, pero bueno, había que comprenderme, él era mi primer novio, y estaba enamorada de él (o eso creía yo). Fui a la cocina para desayunar algo, y él estaba allí, Adam, tomando un café con leche y leyendo el periódico, parecía como si siempre hubiera estado viviendo aquí, aunque tendría que acostumbrarle a verle todos los días, hasta que me independizara, pero hasta ese día quedaba bastante tiempo.

-Buenos días Adam.-dije mostrándole una sonrisa.

-Vaya, que pronto te has levantado, buenos días.-después de esto tomo un sorbo de su café con leche.

-Ya, bueno, ¿Y mi madre?-pregunté mientras cogías mis Golden Grahams y los ponía sobre la mesa.

-Ha salido a hacer la compra, dice que hoy es el día de la fruta y la verdura.-y se empezó a reír.-Tú madre siempre aprovecha las ofertas jovencita.-y me guiñó un ojo. Dios tenía que soportar a este imbécil que me ponía de los nervios, bueno, solo tendría que pensar que solo me quedaba un año en independizarme, solo uno…

-Por supuesto.-y a partir de ahí ninguno dijo nada y nos dedicamos a terminarnos nuestro desayuno. Luego de ir al baño y lavarme los dientes decidí llamar a Peter, así que me dirigí al salón, cogí el teléfono y marqué su número.

domingo, 17 de octubre de 2010

Capítulo 9. "Primer beso"



La vida no siempre es justa, pero hay que vivir con ello. Observaba como miraba a mi madre, con un cariño especial. Lena siempre ha sido una persona que comparte su amor con los demás, me quería mucho, como yo a ella, aunque tengamos nuestros roces, pero es normal…

Aunque la mirara así, seguía sin convencerme que fuera amor verdadero, no sé, no estaba acostumbrada a estas cosas, a lo mejor era que todavía pensaba que mi padre se merecía a mi madre, en mi infancia siempre hacia todo lo posible para que fuéramos felices, pero… mi madre tenía ese gran carácter, saltaba enseguida y mi padre no podía soportarlo todos los días.

-Hola Adam.-Y le mostré una leve sonrisa. Mi madre se percató de cómo les miraba y se deshizo de los brazos de él.

-Bueno, vámonos a casa. No sabes las ganas que tengo de tirarme en la cama.-La verdad, tenía bastantes ojeras.

-¿Tú también vas a venir Adam?-Le pregunté un poco incómoda, al fin y al cabo no le conocía de nada.

-Pues, tu madre quería enseñarme la casa, ¿sigue en pie la invitación?-Preguntó bromeando.

-Por supuesto que sí.-Y él le dio un beso. Me sentí mareada, en realidad si veía otra cosa de esas iba a echar la pota de verdad.

-Mamá, voy a…eh…a traer a Arena para que la veas.-Entre más pronto me largaba de allí mejor.

-¡Ah, qué bien! ¿Ya está mejor? ¿Cuándo fuiste a recogerla?-Dijo mi madre.

-Pues sí, bastante mejor. Antes de venir a recogerte pasé por el veterinario, por cierto, se me olvidaba, saludos del señor Harrison.

-De acuerdo cariño.-Me sonrió.- ¿E Ian? ¿Cómo está?

-Pues se va a casar, y dice que estamos invitadas a la boda, ya nos llamará.-Le dije alegre.

-¡Qué buena noticia!-Exclamó mi madre- es un chico fantástico.

-Sí, bueno mamá, ¿nos vamos ya?-pregunté.

-Vale cariño.-se dio la vuelta y se dirigió hacia él-¿Vamos?-dijo con una gran sonrisa.

-Por supuesto.

Empezamos a caminar hacia el aparcamiento, Adam llevaba el equipaje de mi madre y ella mientras tanto le agarraba de la mano que le quedaba libre. Él puso las maletas en el portabultos y después me preguntó:

-¿Puedo conducir yo? Es que siempre he querido conducir uno de estos.-Dijo con una son risa que mostraba amabilidad, pero yo no quería, no, era mi coche y me apetecía conducir a mí, además, seguro que él iba muy despacio…

Me equivoqué, conducía muy deprisa, más de lo que me imaginaba. Durante el viaje, me entretuve acariciando a Arena. En ese instante me vibró el móvil, era un mensaje, pero era de…

"Meg, podems verns esta tard?"

No sabía si contestarle o no, al fin y al cabo estaba enfadado con él por haberme dejado sola en el baile e irse con Sam. En verdad le quería, era mi mejor amigo, y no quería que estuviéramos así.

"Lo siento, n pued m madre viene dl viaj" Y se lo envié.

"Meg! M alegra k m hays respndido J. Y n podms verns ants d que vays a buscrla?"

Iván me daba pena, él estaba desesperado porque yo le perdonara, no para de llamarme y mandarme mensajes, y yo como estúpida que soy no le contestaba.

"Estoy a punt d llgar a mi casa, ven."

"De acuerd, tkm."

Creía que estaría bien escuchar su versión de la historia, pero tendría que darme prisa para ir a ver a Peter, si llegaba tarde se creería que no le perdonaba y no era así. Cuando estábamos entrando en el garaje vi a Iván, estaba apoyado en la puerta de mi casa, se dio cuenta de que le estaba mirando y me dedicó una tímida sonrisa, no tuve más remedio que devolvérsela. En ese instante recordé que a veces cuando Iván me sonreía me sentía extraña, no sé, me sentía como, protegida y a la vez feliz de ver esa sonrisa. El portazo de la puerta hizo que se desvanecieran mis pensamientos, y entonces bajé del coche.

-Megan ¿ese no es Iván?-Preguntó mi madre.

-Sí ¿te importaría si hablo un momento con él a solas?

-Por supuesto que no, porque ya sois novios ¿no?-Dijo mi madre con los ojos brillantes de la excitación.

-¡¿QUÉ?! Mamá, pero ¿qué estás diciendo?-Dije invadida por el pánico.

-Oh, no, he metido la pata, Iván me dijo que te lo iba a pedir el día del baile ¿es que ha pasado algo?-Preguntó mi madre con preocupación.-Cariño, seguro que te lo pedirá ahora, no sabes cuánto me alegro de que salgáis juntos.- Mi madre me abrazó. Yo ya ni sentía ni las piernas ni los brazos, me quede atónita, no daba crédito a lo que estaba escuchando, estaba adelantando acontecimientos, yo… ¿saliendo con Iván? No sé, le quería, pero no sabía si exactamente le quería de esa manera, me estaba empezando a poner nerviosa, ¿y si me lo pedía? ¿Qué tendría que decirle? Ahora sabía que mi madre estaba loca porque saliera con él, pero ¿quería estar con él? Mi madre siempre me decía que me dejara guiar por mi corazón ¡PERO EN ESE MOMENTO MI CORAZÓN NO ME DECÍA NADA! Además, ella quería que le dijera que sí.-Megan ¿te encuentras bien?- mi madre me tocó los hombros.

-¿Desde cuándo sabes eso mamá?- le pregunté en un murmullo. Ni siquiera me di cuenta de que Adam se había ido de allí. Mi madre bajó las manos de mis hombros y no dijo nada.-Mamá, contesta.

-Pues desde que me fui a Miami cariño, iba a ser una sorpresa.-Mi madre me miró a los ojos y me acarició la mejilla como me hacía cuando era pequeña.-Cariño, se cómo se siente cuando sabes que un chico te va a pedir salir con él y es la primera vez, a mi me paso con tu…-y se desvanecieron sus palabras.-Bueno, no hagas esperar más al pobre chico que estará desesperado.-me sonrió.

-Está bien.-Dije mientras cogía aire y me dirigía hacia él. Iván empezó a caminar en dirección a mí en cuanto me vio. Cuando estuvimos los dos tan cerca que podíamos tocarnos el me abrazó con fuerza y yo hice lo mismo, al fin y al cabo hacia un montón de tiempo que no lo veía.

-Lo siento, lo siento mucho, te prometo que no quería hacerte daño.-dijo mientras me seguía abrazando.- no sabes lo…-y le tapé la boca.

-No digas nada, demos un paseo.-Le dije.

Nos dedicamos a caminar en línea recta, ninguno dijo nada durante el camino, hasta que Iván me agarró del brazo suavemente y dijo:

-¿Puedo hablar ahora contigo?-me preguntó mirándome fijamente a los ojos.

-Claro que sí, podíamos también haber hablado durante el camino.- ¿pero qué diablos estaba diciendo? Parecía estúpida, Iván me miraba como si estuviera loca, normal, parecía idiota.

-Megan, tu sabes que yo te quiero y siempre te voy a querer, cometí un error, y… no me lo perdonaré nunca si tú no vuelves a ser como eras antes conmigo.-entonces el comenzó a acariciar mi mejilla, me recorrió un escalofrío por todo el cuerpo al tocarme.- Además, te quiero, pero no de la manera que tú piensas.-Sus ojos brillaban como a un niño cuando le dan una piruleta, solo que a él le brillaban mientras me apartaba un mechón de pelo de la cara.

-Iván… yo…-quise decirle que ya sabía cómo eran sus sentimientos hacia mí, pero me rodeó por la cintura con su brazo, me estrechó contra él, y con la mano que le quedaba libre me levantó la barbilla suavemente, sus preciosos ojos castaño miel me miraban cálidamente, podía ver la forma en que me miraba, era como si solo existiese yo, solo para él, mis mejillas se sonrojaron ante ese pensamiento, nunca pensé que me podía sentir tan bien entre sus brazos. Él acercó lentamente su rostro hacia el mío, mi corazón palpita más rápido que nunca, estaba bastante nerviosa, tenía que admitirlo. Cuando él se paró a tres centímetros de mis labios, me susurró.

-Te amo Megan Cooper, y espero que tu sientas lo mismo por mí.

Entonces pude sentir su respiración mientras posaba suavemente sus labios sobre los míos, sus labios tan carnosos y suaves se movían rítmicamente con los míos, podía sentir su aroma a la colonia de 'One Million de Paco Rabbane' me encanta esa colonia. Entonces él me estrechó más contra él y yo rodeé su cuello con mis brazos, nos besábamos con fiereza, tuve que apartarme de él para coger aire, los dos intentábamos recuperar el aliento con mucha rapidez, no quería separarme de él, ahora sabía cómo eran mis sentimientos hacia él, le quería más de lo que pensaba. La verdad es que no sabía muy bien la razón por la que me asusté tanto antes cuando mi madre me conto lo que le había dicho Iván, él era cariñoso, dulce, guapo y besaba muy bien, la verdad que en ese momento solo podía pensar en lo bien que besaba. Iván empezó a controlarse un poco con los besos, cada vez me besaba más despacio, hasta que finalmente separó su rostro del mío, se quedó mirándome durante un segundo y después apoyó su frente con la mía, podía sentir como respiraba con dificultad al igual que yo, esta escena me produjo risa y me reí un poco.

-¿Qué te hace tanta gracia?-preguntó con su enorme sonrisa.

-Nada.-y le besé otra vez.

-¿Esto significa que estamos juntos?-dijo mientras me cogía de la mano y comenzábamos a caminar de vuelta a casa.

-Sí, por supuesto que sí.-Apoyé mi cabeza en su hombro y sentí como me besaba el cabello. Durante el camino Iván me propuso de ir mañana a comer a su casa, y me pareció bien, así que le dije que sí, al fin y al cabo estábamos saliendo juntos.

-A mis padres les encantaras, pensaran lo mismo que pienso yo de ti.-dijo.

-¿Si? ¿Y qué piensas?

-Pues que eres maravillosa, bueno, mucho más que maravillosa.- y me besó de nuevo.- ¿Y tú madre, que opina de mi?-preguntó.

-Pues que eres un chico ejemplar, le gustas mucho Iván.-Le miré disimuladamente para ver su rostro, estaba sonriendo.- ¿Qué? ¿ya te esperabas que mi madre pensara eso de ti no?-Dije riéndome.

-Más o menos, digamos que ella y yo hemos tenido una conversación sobre ti.-Dijo un poco avergonzado.

-Ya lo sé.-dije mientras le apretaba suavemente la mano que estaba entrelazada con la mía.

-¿Ya lo sabías?-Dijo mirándome extrañado.

-Es lo que intentaba decirte antes de que me besaras.-Sentí como me ruborizaba y se reía.

-No puede mantener un secreto, eh.-dijo

-Con mi madre, imposible.-en ese momento me di cuenta de que ya habíamos llegado a mi casa, en realidad el camino se me hizo más largo de id que de vuelta. Iván me acompaño hasta la puerta y tocamos el timbre.

-Bueno, parece que ha llegado la hora de despedirse.-Dijo Iván desanimado, su expresión me hizo gracia y me reí.

-Aunque nos veremos mañana, ¿no?-dije mientras rodeaba su cuello con mis brazos y le besaba suavemente.

-Por supuesto que sí, te vengo a recoger, ¿vale?-y me besó otra vez.

-¿A qué hora?- pregunté, él había puesto sus brazos alrededor de mi cintura.

-A las 13:oo h. ¿te parece bien?-dijo mientras me besaba la mejilla.

-Sí, más que bien.-y le abracé, deje caer mis brazos, pero me di cuenta de que Iván aún no me había soltado.- ¿Qué pasa? ¿No me vas a soltar nunca?- dije irónicamente.

-Soltarte tendré soltarte, aunque ahora mismo estoy muy cómodo así.-Dijo sonriéndome.- ¿No te vas a despedir?-preguntó.

-Si ya lo he hecho.-Le dije.

-No, del todo no, falta una cosa.-Y empezó a acercarse a mí y me besó tiernamente, justo cuando me estaba besando oí como se abría la puerta e Iván me soltó al instante, mi madre estaba allí mirándonos, de pronto me empecé a poner roja de la vergüenza.

-Perdón señora Cooper, no quería que nos recibiera de esta forma.-se disculpó Iván con timidez.

-No pasa nada Iván, así se que estáis juntos.-Mi madre tenía una sonrisa enorme, parecía estar muy contenta.

-Ya, bueno, señora Cooper, me preguntaba si podría llevar mañana a su hija a almorzar a mi casa.-Dijo educadamente.

-Por supuesto que sí, ¿tus padres están de acuerdo?-preguntó mi madre.

-Sí, ya les he llamado y están encantados, señora Cooper.-Dijo mientras me miraba.

-Oh, vamos, llámame Lena, ya eres de la familia.-Dijo mi madre.

-De acuerdo.-y le dedicó una sonrisa a mi madre.-Que tenga una buena noche.-se despidió.

-Lo mismo digo.-se despidió también mi madre.

Entonces Iván se giró en mi dirección y dijo:

-Buenas noches, preciosa.-y me besó en la mejilla.

-Igualmente.-Le contesté, y se encaminó hacia su coche.

Entré en mi casa y nada más cerrar la puerta sabía lo que me esperaba.

-Dios cariño, ese chico es perfecto para ti, me alegro de que estéis juntos.- y me abrazó con tanta fuerza que casi no pude respirar.

-Ma…má…no…pue…do…res…pirar.-Dije entrecortadamente.

-Ups, lo siento cariño, es la emoción.-dijo cariñosamente.

-Me voy a acostar, ¿vale?-le dije.

-De acuerdo, que descanses.-y me besó la mejilla.

-Igualmente mamá, espera, ¿y Adam?-Le pregunté extrañada de que no estuviera allí.

-Se fue a su casa a hacer la maleta, se va a quedar a vivir aquí.-dijo mi madre como precavida por si decía algo.

-De acuerdo.-y subí las escaleras para ir a mi cuarto, entré en mi habitación y me tiré en la cama, empecé a recordar todas las cosas que me habían pasado ese día, y todo era perfecto, mi adre había vuelto, Arena volvía a estar bien, era la novia de Iván, y Peter…

¡Oh, no! ¡Peter! Me había olvidado de él, tendría que llamarle mañana y explicarle lo ocurrido...pero ahora que lo pensaba, Peter, ¿qué iba a hacer con él? También le quería y estaba enamorada de él, ¿cómo me podía haber olvidado de él tan fácilmente? He cometido un gran error, estoy saliendo con Iván porque le quiero, pero a la vez me gusta Peter... Dios, estaba echa un lío, ¿qué haría ahora? ¿Dejaba a Iván y seguía estando enamorada de él aunque me gustara Peter? Aunque Peter no me ha dicho si sentía algo por mí. Madre mía, estaba muy cansada, pensaré mañana que hacer. Notaba como mis párpados pesaban tanto que no pude evitar mantenerlos ni un minuto más abiertos, y los cerré lentamente dejándome llevar por mis pensamientos.

*Lo siento deberas, os prometí hace tiempo que iba a publicar, pero se me ha hecho imposible, y por ello he hecho este capítulo más largo, disculpadme, un beso a todos y espero que os guste este capítulo.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Lo siento :(

¡Hola a todos! De veras que siento muchísimo no actualizar el blog más a menudo, es que no tengo mucho tiempo, pero os prometo que publicaré este domingo. El instituto empezó la semana pasada y cada vez tengo menos tiempo, pero no os desepcionaré más :) Lo prometo, un beso para todos.

martes, 27 de julio de 2010

Capítulo 8 "Sorpresa"


-Pues que te… que ¡te quiero idiota!-Se quedó perplejo, me miró fijamente a los ojos durante unos minutos, no sé si era yo o qué, pero me parecía que cada día los tenía más hermosos. Sentí que me tocaba el hombro.

-¿Megan?-Me llamó Peter.

-¿Qué?-Le pregunté nerviosa.

-Te has quedado pensativa un momento, ¿qué pasa? ¿Se te ha olvidado tú secreto?- Le miré extrañada, “o sea, que todavía no se lo había dicho.” Solo me lo había imaginado, fantástico.

-No es eso, he pensado que sería mejor que te lo dijera cuando tú también lo hagas.

-Pues entonces no lo sabré nunca.-Me dijo riéndose.

-Eres tan, tan, tan… no sé la palabra.-Dije enfadada.

-Bueno Megan, me voy.-Dijo mientras se ponía la camiseta.

-Sabes estoy empezando a hartarme de ti.-Dije mientras me sentaba en el sofá.

-¿Por qué?-Se sentó a mi lado.

-Has cambiado un montón Peter, no te reconozco.-Dije mirándole fijamente.

-Megan, sigo siendo el chico de siempre.-Se levantó y lentamente se fue dirigiendo hacia la puerta.

Me quedé en silencio, él vio mi reacción y me miró. Sentí como mi corazón empezaba a palpitar más fuerte de lo normal, como mis ojos se humedecían poco a poco, no sabía por qué mi cuerpo tuvo esa reacción tan extraña, pero tampoco sabía el motivo por el que una gota gorda, trasparente, empezó a deslizarse lentamente por mi cara, al cabo de unos segundos eran borbotones. Él no hizo nada, solo seguía mirándome, hasta que conseguí mirarle otra vez a sus resplandecientes y maravillosos ojos. Apoyó la cabeza contra la puerta, y murmuró:

-¿Por qué me haces esto?-dijo despacio.

-¿Hacerte qué?-Seguía llorando, no podía parar…

-¡Ponérmelo todo tan difícil!-exclamó.

-O sea, yo soy tú problema, ¿no? Por eso no quieres contarme lo que te pasa.-susurré.

-¡No es eso Megan, deja de hacerme sentir culpable por favor!-Gritó.

Intenté secarme las lágrimas pero seguían cayendo, estaba descontrolada. Peter corrió hacia mí y me abrazo con fuerza, sus brazos eran cálidos, su piel era como el tacto de una pluma, muy suave. Empecé a tranquilizarme un poco, sentía como me relajaba cuando estaba cerca de él, el aroma que desprendía, esa colonia que siempre me había maravillado y seguía haciéndolo. Todavía seguía abrazándome, quería que me tranquilizara un poco, pero no pude evitar apoyar mi cabeza encima de su hombro, cuando lo hice, dejaron de caer tantas lágrimas, no había dejado de llorar, pero me sentía mucho mejor, sabía que él no se iba a separar de mí hasta que parara, yo no quería parar, porque quería tenerlo cerca de mí, tenía la sensación de que me protegía, era una sensación maravillosa.

En ese momento noté como sus labios se posaban lentamente en mi oreja…

-Lo siento, sé que no te mereces que te trate así, tú has hecho muchas cosas por mí y sin embargo yo no he hecho nada… tengo que agradecerte lo que haces cada día por mí, siempre me ayudas en todo y yo te lo pago gritándote y encima no te he dado las gracias… Megan, tú eres mi mejor amiga, siempre lo has sido y siempre lo serás. Espero que me perdones por todo el daño que te haya hecho, aunque sea con el tiempo. Y para agradecértelo voy a desvelarte mi primer gran secreto.-Me miró a los ojos sonriéndome, puso una de sus manos en mi mejilla, secándome las lágrimas con la yemas de sus suaves dedos, y mientras lo hacía dijo.- Eres la persona más especial e importante que tengo en mi vida.-No se me ocurría nada que decir, no tenía palabras para expresar todo lo que quería decirle. Posó otra vez sus labios en mi oreja…

-Si me perdonas ven a la playa a las cinco, si no, lo entenderé perfectamente, aunque preferiría que lo hicieras, te estaré esperando.-susurró. Seguidamente de decir esto me besó en la mejilla y se fue por la puerta, antes de cerrar me miró de nuevo y me guiñó un ojo, después cerró.

Me quedé pensando un momento, “¿Qué hago? ¿Voy? Sí, por supuesto que sí.” Le quería y tenía que ir. Sonó el teléfono, lo descolgué.

-¿Sí?-Pregunté.

-Hola, ¿Está la señora Lena Cooper? Soy el veterinario de su gato.

-Hola, señor Harrison, soy su hija, Megan.-Respondí.

-¡Ah, Megan! No te reconocí, ¿Cómo estás?-Me preguntó alegre.

-Bien, gracias por preguntar, ¿Y usted?

-Muy bien también, solo quería deciros que Arena ya está bien, podéis venir a recogerla cuando queráis, os hecha mucho de menos.-Y se rió.

-De acuerdo muchas gracias doctor.

-Es mi trabajo Megan, dale recuerdos a tú madre, hasta luego.-Se despidió.

-Está bien, hasta luego.- La pobre Arena había estado enferma estos últimos meses, por fin estaría en casa otra vez. Bueno, llamé a mi madre al móvil para saber si ya había llegado.

-Hola mamá, ¿Ya llegaste?

-Sí, hace un par de minutos que aterrizó el avión, ¿cómo estas cariño? Estoy deseando verte.-Dijo contenta.

-Ya voy para allá, pues bien, yo también estoy deseando verte.

-De acuerdo, te estaré esperando, adiós.-Dijo.

-Hasta ahora.

Me dirigí hacia mi coche, la verdad, no me había dado cuenta de que había que lavarlo y ponerle gasolina, le quedaban tres rayas y me sobraba para ir a buscar a mi madre al aeropuerto, de todas formas podía lavarlo en la gasolinera que había por allí. Se me ocurrió la idea de recoger primero a Arena, ya que no la veía desde hacía mucho. El sol, estaba radiante, quemándome la piel, pero era agradable, todo el cielo estaba despejado y hacia un buen contraste con el sol, me encantaba ese paisaje. Aparqué justo delante de la entrada, no había muchos coches aparcados la verdad, pero así era mejor, podía aparcar más cerca de la entrada. Me bajé del coche y cerré la puerta.

-¡Vaya Megan! Cuanto tiempo sin verte por aquí.-Dijo el ayudante del señor Harrison.

-Hola Ian, sí, cuanto tiempo, ¿El señor Harrison está por aquí? Vengo a recoger a mi gata.

-Sí por supuesto, está alimentando a una cría de Beagle, sígueme.-Se dirigió a una puerta que estaba detrás de él.- ¡Jefe, alguien ha venido a buscar a su mascota!-Exclamó.

-¡Quién Ian!-Gritó el señor Harrison.

-Véalo por usted mismo.-Le dijo. Se oyeron unos bruscos pasos dirigiéndose hacia nosotros.

-¡Megan, qué sorpresa! Pensé que vendrías más tarde, ¿vas a quedarte un rato?-Preguntó el doctor.

-Es que tengo que ir a recoger a mi madre al aeropuerto y tengo un poco deprisa.

-Como quieras, espera que te la traigo.-Entró otra vez por aquella puerta.

-Bueno Megan, ¿cómo te va la vida?-Me preguntó Ian.

-Pues, por ahora bien.-Le sonreí.- ¿Y la tuya?

-No me puede ir mejor, voy a casarme.-Dijo con una gran sonrisa.

-¿¡De verdad¿? ¡Oh Ian me alegro mucho por ti!-Dije mientras le daba un abrazo.-¿Cuándo se celebra?-Pregunté.

-Bueno, en principio el mes que entra, pero a lo mejor lo aplazamos, y por supuesto la señora Cooper y tú estáis invitadas.

-Muchas gracias Ian, no te fallaremos.-Vi como sus ojos resplandecían de la alegría.-Bueno, ¿y quién es la afortunada?

-Se llama Kate Wesley, la conocía desde que éramos pequeños. Es guapísima, increíble, hermosa… y perfecta en todos los sentidos.

-Estoy deseando conocerla, me alegro mucho por vosotros.-El señor Harrison ya estaba de vuelta.

-Bueno, aquí tienes a tu preciosa gata.-Dijo Harrison.

Arena había crecido mucho, y estaba bastante más delgada que antes. Cuando me vio, empezó a maullar, me estaba esperando. El señor Harrison me la entregó, empecé a acariciarla, hasta que se quedo dormida en mis brazos.

-Bueno, señor Harrison, Ian, ya nos veremos, muchas gracias.

-Por supuesto, no hay de qué muchacha, como ya te he dicho antes, es nuestro trabajo.-Dijo el doctor.-Por cierto dale recuerdos a tu madre, hace mucho que no la veo.

-No se preocupe, lo haré, que tengan un buen verano e Ian, ya te veré en la iglesia.-Dije saliendo por la puerta.

-Hasta luego, igualmente gracias.-Dijeron a la vez.

De camino al aeropuerto paré en la gasolinera como tenía previsto. Sin plomo 98, vi como las barras subían, y el dinero también. Cuando terminé de llenarlo pagué al hombre.

-Son veinte señorita.-Le di los veinte.- Muchas gracias, que tenga un buen día.

-Lo mismo digo.-Le respondí.

La mañana seguía igual, el sol dándote en la cara, y el cielo despejado. El trayecto al aeropuerto se me hizo corto, no había tráfico y eso era muy extraño, en vacaciones normalmente se iba de viaje, o a algún apartamento, pero bueno, mejor para mí. En el aeropuerto sí que había gente, muchos corrían hacia la puerta de embarque y otros estaban sentados en los sillones. De pronto, alguien me tapó los ojos, ese olor a jabón de fresa me resultó familiar, era mi madre.

-¡Cariño, cuánto te he echado de menos!-Me abrazó.

-Y yo mamá.-La besé en la mejilla.- ¿Qué tal el vuelo?

-Pues, con bastantes turbulencias la verdad, soy yo, ¿o has crecido?-Me preguntó mirándome de arriba abajo.

-Mamá, creo que puedo seguir creciendo, no me trates como a una niña pequeña.

-Ay hija, es que para mí siempre lo serás.-Y me dio otro abrazo. Me di cuenta de que detrás de ella estaba un hombre pelirrojo, con las cejas muy anchas y la nariz redonda. Mi madre vio que me quedaba mirándole y me agarró el brazo.

-Cariño, no te alteres, ¿vale?-me susurró.- Megan, este es mi novio, Adam Heavens.

Me inundo el pánico, estaba viendo al hombre que mi madre había reemplazado por mi padre, tenía un nudo en el estómago, no era capaz de hablar, me quede en estado de shock. Mi madre me miró preocupada, normal, no movía ningún músculo. Él se acerco y se coloco a su lado, me miró y dijo:

-Hola Megan, no sabes cómo estaba deseando conocerte, tu madre tiene razón, eres muy guapa.-Y los dos se empezaron a reír. Mientras yo seguía en mi sitio, viendo como posaba sus brazos alrededor de ella, me entraron unas ganas enormes de vomitar, pero no podía hacerlo, tenía aceptarlo, aceptar la realidad…

miércoles, 30 de junio de 2010

Capítulo 7 " Te quiero"


El calor empezó a envolverme todo el cuerpo, me sentía tan agradecida por ese calor. Me recordó cuando era pequeña, vivíamos con mi padre en una casa al lado del mar. Yo jugando con la cálida y suave arena, un sol radiante y maravilloso. El sonido del mar cuando chocaba contra las rocas de la costa, esa agua tan limpia, tan viva, tan trasparente, era como si lo estuviera viviendo ahora mismo. Empecé a caminar hacia aquel esplendoroso mar que me esperaba, el frescor del agua era mucho más que agradable, algo que nadie puede describir. Oí una voz, la de alguien muy conocido, me estaba llamando, “¡Megan! ¡Megan!” gritaba. Todo cambió. El hermoso cielo azul donde las gaviotas volaban con una paz absoluta empezó a llenarse de nubes negras y espesas, una gota me cayó en la mejilla, estaba sucia negra, muy fría. El viento soplaba cada vez más fuerte, no podía salir de allí, el viento se había llevado toda esa arena fantástica. Todo fue por su culpa, ¿Por qué me llamo? Pero seguía oyendo su voz, “¡Megan! ¡Megan!” miré hacia los lados, no habitaba nadie, estaba vacío, solo estaba yo.

-Megan, ¿me oyes? Soy yo Iván.-Dijo alarmado.

Sentí el tacto de otra piel rozando contra la mía, caí en la cuenta de que me estaba abrazando…

-¿Y para qué la dejas sola? ¿Tú eres bobo o qué?-Esa voz familiar, mi mejor amiga, Rikki.

-Le dije que dentro de un rato venía, pero tarde mucho…-Dijo con culpabilidad.

-Llévala a su casa, no hay sitio mejor que ese para que ella pueda descansar.- Rikki siempre se preocupaba por mí, igual que yo me preocupaba por ella.

-Será mejor, gracias por ayudarme.-Agradeció Iván.

-No hace falta me des las gracias, es mi amiga siempre la ayudaré.-Dijo Rikki.

-Vale, ¿nos podemos ir ya?-Esa voz también la había escuchado antes, a, sí, era la de Chad.

-Sí.-Respondió ella.-Bueno Iván, adiós.

-Hasta luego.-Dijo él.

Iván me cogió en brazos, mi cabeza estaba apoyada en su hombro, lo sabía porque podía oler mejor su aroma, ese rico olor. Creo que me sacó de su coche, porque oí como cerraba la puerta, ah, claro, me iba a poner en el asiento del copiloto. Noté sus labios pegados a mi oreja y me susurró.

-Lo siento, perdóname.-Dijo entristecido. Abrí un poco los ojos, pero él no se dio cuenta. Escuché el rugido del motor al encenderse, puso música clásica, pero con el volumen bajo. Me vino a la mente la imagen de mi mejor amigo, Peter, esos ojos de color de zafiro que tanto me gustaban, pero esa persona no me quería contar lo que le pasaba, yo también tengo un secreto que tarde o temprano le tengo que contar, pero ahora mismo estoy dudando…

El coche se paró, me dio la señal de que ya habíamos llegado a mi casa. Abrí los ojos lentamente, me dolía la cabeza, pero había dejado de tiritar.

-¿Megan? ¿Estás despierta? ¿Te encuentras bien?-Me preguntó Iván mientras me ayudaba a salir del coche. Le miré, él también hacia lo mismo, me di cuenta de que me había puesto su chaqueta.

-Sí, estoy despierta.-Contesté un poco aturdida.

- Perdóname Megan, te juro que no quería hacerte daño, lo siento.-Él me sostenía, porque si me soltaba me iba para un lado. Tenía sueño, solo quería llegar y tirarme encima de la cama. Iván parecía bastante culpable, normal, había roto una promesa. Abrí la puerta y entré.

-Bueno, adiós Iván.-Dije mientras cerraba la puerta.

Miré por la ventana que estaba al lado de la puerta a ver si se había ido, pero seguí allí, parado, se sentó en las escaleras y se puso las manos en la cara, al minuto se levantó, se dirigía hacia su coche, mientras lo hacía le dio un puntapié a una piedra. Estaba sola, paz y tranquilidad, la noche había sido muy movida, me senté en el suelo, empecé a pensar, una imagen vino a mi cabeza, Sam e Iván, seguramente ella había empezado a coquetear con él, al parecer no se resistió, pero no sabía si enfadarme o que, tampoco se le podía culpar tanto, hacia “poco” que habían cortado y a Iván le gustaba bastante.

A la mañana siguiente bajé a desayunar, leche con galletas, en realidad no tenía mucha hambre, pero tenía que comer algo, tranquilamente mientras desayunaba miré el reloj, era las once, las once, las once, “¡LAS ONCE!” se me había olvidado, tenía que ir a recoger a mi madre al aeropuerto, tenía una hora justa para ir a hacer la compra y después recogerla. Subí a mi habitación, cogí lo primero que vi, las llaves de mi coche estaban en el salón, bajé. Cerré la puerta y cuando me giré estaba ahí, tenía la cara con una brecha llena de sangre, me quedé atónita.

-Megan, ayúdame por favor.-murmuró.

-¡Peter! ¿Qué te ha pasado?-Le cogí por el brazo con cuidado, pero hizo un gesto de dolor.

Le senté en el sofá, alrededor del cuello tenía un montón de heridas enormes, le quité la camiseta, su cuerpo estaba lleno de rayas ensangrentadas, era como si le hubieran dado latigazos. Corrí hasta la cocina, debajo del fregadero había un cajón donde guardábamos el botiquín, lo cogí y me dirigí otra vez donde estaba él. Estaba muy rígido, no se podía mover porque si no le dolía todas las heridas. Abrí el botiquín, había acetona, tiritas, esparadrapos, un termómetro y unos cuantos analgésicos. Cogí la acetona y un esparadrapo, abrí la acetona y puse un poco en el esparadrapo, después se lo puse con cuidado en el lugar de la herida.

-¡Ay!-Gritó.

-Lo siento.-Le dije.

-No pasa nada.-Mientras le seguía curando las heridas me preguntó.- ¿Por qué me ayudas Megan?

No entendí su pregunta, era normal que le ayudara, soy su amiga.- Peter soy tú amiga y los amigos están para eso, ¿no?-Le dije.

-No me refiero a eso, ¿Por qué me ayudas si no nos hablábamos?-Preguntó.

-Peter aunque no nos hablemos o estemos enfadados yo siempre te voy a ayudar.- Me miró a los ojos.-Quiero decir, que siempre ayudaré a mis amigos.-Dije.

-Megan quiero, quiero que sepas una cosa.-Le iba a limpiar la última herida que le quedaba, un corte en la parte inferior del labio.

-Te escucho.-Le dije. Me agarró la muñeca con su mano donde tenía el esparadrapo. Le miré, él estaba haciendo lo mismo, se fue acercando lentamente y dijo:

-Megan te…-Sonó el teléfono, fui a cogerlo, era mi madre.

-Hola mamá, ¿Cómo estás?-Le pregunté.

-Cansada con ganas de llegar a casa y darte un gran abrazo.-Dijo contenta.-Pero acaban de anunciar que hay retraso de dos horas, así que no hace falta que me vengas a buscar. Oye y, ¿qué tal la fiesta, te lo pasaste bien?-Preguntó.

-Eh sí, me lo pase muy bien.-Le dije nerviosa.-Bueno mamá te dejo que tengo que recoger la habitación.

-De acuerdo cariño, te quiero.-Se despidió.

-Y yo.-Colgué.

-¿Qué querías decirme?-Le pregunté.

-No era nada déjalo.-Dijo mientras se peinaba el pelo con los dedos.-Gracias por ayudarme Megan.

-No hay de qué, pero, ¿me podrías explicar que te ha ocurrido? Me has dado un susto de muerte.-Me quede mirándole otra vez.-Ha sido tú padre, ¿verdad?-Estaba segura, solo podía haber sido él.

Me miró con tristeza.-Sí Megan, ha sido él.-Se levantó del sofá y se dirigió hacia la ventana, su rostro se reflejaba en la ventana de cristal.-No sabes cómo me siento Megan, la verdad sí sé cómo me siento, me siento impotente.

-Se podrá arreglar Peter.-Le dije.

-No Megan, no se puede arreglar.-Dijo mientras apoyaba la cabeza en la ventana.

-Ya se nos ocurrirá algo, tiene que haber una solución.-Me puse a pensar, hasta que caí en la cuenta de que…- Oye y a tu madre, ¿Le hace daño también?-Le pregunté.

Se giró hacia mí.- No y más le vale, como la toque…-Empezó a caminar de un lado para otro, estaba rabioso y muy nervioso. Le cogí del brazo, me miró.

-Peter todo saldrá bien, lo que tenemos que hacer es idear un plan para que le encierren en la cárcel.-Le dije.

-Tienes razón, pero va a hacer muy difícil.-Se tocó con la mano la barbilla, haciendo un gesto pensativo.

-¿Por qué? Solo tienes que denunciarles y tienes pruebas de que te… te pega.

-Es mejor dejarlo así.

-¿¡Qué!? Peter no es justo que tú no hagas nada mientras él te maltrata, puedes hacerlo perfectamente.-Le dije.

-Megan déjalo ¡Tú no entiendes nada!-Me gritó.

Pegué un brinco por el susto, estaba bastante nervioso, yo solo quería ayudarle, pero no me dejaba, y no sabía por qué.

-Si me contaras todo lo que te paso hace unas cuantas semanas a lo mejor podría ayudarte.-Rehuyó la mirada.

-No quiero que estés en esto, podrías salir perjudicada.-Me dijo.

-Sabes Peter, me estoy empezando a hartar de tus secretitos.-Estaba empezando a enfadar.

-Es mejor así, créeme.-Dijo dándome la espalda.

-Pues yo también tengo un secreto que te iba a contar.-Dije casi gritándole, pero, ¿Por qué le había dicho eso? Ese no era el momento oportuno para decírselo, pero lo iba a hacer, y lo hice.

-Pues venga dímelo.-Dijo acercándose a mí.

-Pues que te… que ¡te quiero idiota!-Se quedó perplejo, me miró fijamente a los ojos durante unos minutos, no sé si era yo o qué, pero me parecía que cada día los tenía más hermosos.

martes, 29 de junio de 2010

"La Gran Celebración" (parte II)

-¿Y tú? ¿Qué vas a hacer este verano?-Le pregunté.

-Pues, mis padres habían hablado sobre viajar a Londres, pero no sé si es seguro.-Me dijo.

-¡¿Enserio?! ¡¿Londres?! ¡Qué suerte! Yo siempre he querido ir allí, pero sé que algún día iré.-Sonrió.

Ya estábamos entrando en el aparcamiento del instituto, “Hay que ver qué cantidad de coches hay” pensé. La directora nos había dicho que la casa donde se celebraba la fiesta no tenía aparcamiento, así que teníamos que aparcar en el instituto.

-Bien de gente ha venido a la fiesta, madre mía.-Dije alucinando, por los menos habían más de mil coches.- ¿Habrá sitio para aparcar?-Le pregunté.

-Sí, si hay, ¿ves la esquina?-Señaló a pocos metros una esquina que estaba al final del aparcamiento.

-Sí, ya lo veo.-Apagué la calefacción mientras el aparcaba. Se bajó del coche y yo detrás de él. Fuimos caminando hasta el lugar de la celebración y alrededor nuestra habían unas cuantas parejas más que se dirigían también hacia allí.



-Vaya con la casita.-Me dijo Iván.

-Sí, yo la esperaba más pequeña.-La casa tenía más cosas de lo que pensaba, según nos había dicho la directora el otro día.- ¿Echamos un vistazo a la casa?-Pregunté.

-De acuerdo.-Respondió él.

Estuvimos durante un largo rato viendo la enorme casa, no nos habían dicho que había piscina, pero a algunos les daba igual bañarse en ropa interior de los borrachos que estaban.

-Al parecer la directora al final no vino a la fiesta.-Iván me miró.

-Tanto rollo de que quería controlar y no aparece.-Dijo.

-Ya…-No veía a Rikki ni a Chad por ningún lado, ¿dónde estaban?- ¿Has visto a Chad o a Rikki?-Le pregunté.

-Pues no, pero ella me había dicho que iba a llegar una de las primeras.-Contestó Iván.

-¿Y si damos otra vuelta a ver si la vemos?-Le propuse.

-Vamos a buscarla por detrás de la casa, hay una especie de jardín, a lo mejor están por ahí.

Dudé un poco, ya que si estaban querían intimidad o algo…

-Vale.

Iván y yo fuimos al jardín de la casa, era muy bonito, había como una especie de cobertizo rojo, era acogedor. Había varios sillones y bancos donde te podías sentar, para las parejas y esas cosas. Iván tenía razón, estaban sentados en uno de los bancos… besándose…



-Ya la saludaremos más tarde, cuando acabe.-Iván me miró y se empezó a reír.

-Megan.-Me cogió la mano.

-¿Si?

-Me preguntaba si, ¿quieres bailar?-Me preguntó.

-El baile lento se me da bastante mal.-Le dije sonriendo.

-¿Y tú te crees que yo lo bailo estupendamente?-Dijo entre risas.

-Puede, tendría que verte bailar para saberlo.

-En ese caso tendré que enseñártelo.-Dijo.

Me llevó hasta la pista de baile, habían bastantes parejas alrededor nuestra bailando tranquilamente, unos abrazados, otros con la cabeza en el hombro de su pareja y los que bailaban muy pegados. Iván me rodeó con su brazo la cintura, me elevó el otro brazo mientras yo ponía la mano en su hombro. Empezó a dar vueltas lentamente, la coreografía me la aprendí bastante rápido, ya que no era muy difícil, un paso para adelante, un paso a la derecha, un paso para atrás otro para la izquierda. La verdad que me sentía muy bien bailando con Iván, le miré a los ojos con disimulo, parecía que él también estaba disfrutando, hasta que alguien dijo:

-Vaya vaya, mirad con quién ha venido Megan.-Era la voz de aquella “amiga” que tuve a principio de curso.

-¿Qué quieres Sam?-Me giré para verle la cara, llevaba un vestido bastante más corto que el mío, y muy muy ajustado…

-No quería hablar contigo, quiero hablar con él.-Y dirigió su mirada hacia Iván.

-¿Conmigo? ¿De qué?- Preguntó Iván extrañado.

-¿Podemos hablar a solas un momento?-Pero aunque Iván dijera que no, no serviría de nada, porque ella siempre tiene que tener lo que quiere. Iván se quedó en silencio unos minutos y después asintió.

-Megan, ¿puedes quedarte aquí unos segundos? Ahora vuelvo te lo prometo.-Me dijo.

-Vamos Iván no tengo toda la noche, seguro que a Megan no le importa.-Me miró con una sonrisa de oreja a oreja, pero yo sabía que no lo hacía de forma agradable, si no por rabia. Hace tiempo Rikki me había contado que Sam me culpaba por la separación de ellos dos, aunque hubiera sido ella quién hubiera roto con él, pero ella sabía perfectamente que solo lo quería para poder ser más popular, ¿Quién no es popular siendo el capitán del equipo de natación del instituto?

Pero bueno, ella era así…

-Claro que no.-Iván me miró y yo asentí para que supiera que no me importaba. Sam le cogió por el brazo y lo llevó tirando de él a la parte de arriba de la casa, ¿Por qué allí?

Esto me traía muy mala espina, me olía a gato encerrado, a lo mejor quería que me dejara sola, pero Iván no me haría eso. Ahora estaban poniendo canciones más movidas, la gente empezó a salir de la piscina y fueron dirigiéndose a la pista de baile, vaya, uno de todos ellos era Sara, ¿Quién era el chico con el que estaba?

Bueno eso daba igual, la pobre había sufrido mucho con Iván, estaba enamorada de él, aunque él no se diera cuenta, pero a lo mejor ya lo había superado con ese chico. Me estaba empezando a aburrir bastante, faltaba el chico que siempre estaba conmigo riéndose y que nos llevábamos muy bien, mi mejor amigo, Peter… el amigo que había cambiado de un día para otro sin darme una respuesta verdadera. Al cabo de un buen rato, me di cuenta de que Iván estaba tardando mucho, “¿Qué hago? ¿Voy a buscarle? ¿O me quedo aquí?” Opté por ir a buscarle. Fui caminando hacia la escalera, pero estaba llena de gente borracha, ¿Aquí todo el mundo en las fiestas se ponía borracho?

Pasé al lado de ellos sin mirarles.

-¿Tú no eres mi otra novia?-Preguntó un tío, la chica que estaba a su lado parecía que era su novia, sí, era su novia, había empezado a besarle, pero no hizo gesto alguno de importarle lo que dijo, “Efecto del alcohol” pensé. Subí las escaleras, en el pasillo que había un montón de mesas para tomar algo, igual que abajo, pero no estaban, habían a la derecha del pasillo tres puertas. Caminando hacia la primera puerta había un cartel, “ATENCIÓN: Habitaciones para invitados”. Abrí la primera puerta, había bastante gente con la luz apagada sentada en el suelo, estaban viendo una película de terror, me miraron y cerré la puerta. Me dirigí hacia la otra puerta, la abrí, pero no había nadie, solo estaban una cama, dos armarios y una mesita de noche con una lámpara, la cerré. Sólo faltaba la última, agarre el pomo de la puerta y la abrí… dentro era igual que la otra, solo que si habían personas, dos exactamente y uno de ellos era Iván… había cogido a Sam por la cintura mientras ella le besaba violentamente y le quitaba la camiseta… cerré la puerta rápidamente, ¿Sería capaz Iván de dejarme sola toda la noche? No, imposible, él era mi amigo, además me prometió que volvería enseguida, pero viendo lo visto. Bajé las escaleras, definitivamente no quería estar allí quería irme y eso es lo que quería. Cuando por fin estuve en la entrada miré hacia atrás con esperanza de ver salir a mi nuevo mejor amigo, pero no lo hacía, ¿A dónde iría yo ahora? Estaba todo oscuro y no sabía muy bien por dónde ir, de repente noté que se deslizaba por mi cara una lágrima cristalina, empezaron a caerse más y más por mi cara, “Es imposible, no me lo puedo creer”. La noche empezó a ponerse fría, muy fría, empecé a tiritar del frío de la espesa noche, “¿Por qué no le dije a Iván que regresáramos a mi casa?” Porque no sabía que se iba a ir con Sam. Ya no sabía cuántos kilómetros había caminado ya, lo único que sabía era que caminaba siempre en la misma dirección, me había perdido. Oí unos cuantos pasos que me seguían, no era de solo una persona, lo sabía por el distinto sonido de cada una de las pisadas. Empecé a caminar un poco más rápido aunque con el frío que tenía no me movía tan rápido…

-¡Eh! ¿Tú no estabas en la fiesta?-No le respondí, seguí caminando.

-Espera un momento, yo la conozco de algo.-Dijo una voz femenina de la que me sonaba familiar.-Sí, esa era la chica de aquel tío que estaba tan bueno.

-Puedes mirarnos no te vamos a comer.-El tío se empezó a reír.

-Dilo por ti.-Dijo la rubia, exactamente era la que casi me había matado antes con la mirada. El chico me cogió por el brazo con una fuerza que me obligó a girarme hacia él.

-¿Qué te pasa?-Preguntó el chico.

-Déjala, que se ocupe su novio.-Dijo la rubita.- Él tendría que estar ahora conmigo, pero como esta sola a lo mejor la ha dejado.-Dijo con ánimo.

-Está muy blanca.-Dijo él. El frío me envolvió entera, no sentía las piernas, los brazos nada.-Está congelada.-La cabeza empezó a darme vueltas y me dolía un montón la cabeza. Mis párpados empezaron a pesarme más y más, hasta que cerré los ojos completamente.

lunes, 28 de junio de 2010

Capítulo 6 "La Gran Celebración" (parte I)

Era como otro día cualquiera, solo que Rikki no paraba de subir y bajar las escaleras de la casa. Había venido para ayudarme a escoger las cosas que tenía que ponerme para la “Gran Celebración”. Se celebraba en una casa que estaba al lado del instituto, bastante grande para que pudiéramos estar bastantes personas. Bueno, Rikki estaba obsesionada porque estuviéramos las dos perfectas, más bien ella, quería estar maravillosa para Chad. La verdad es que no sabía que le gustaba de él, cuando lo conocí era un antipático, no sé si había cambiado. (Esperemos que si…) Yo quería que pasara rápido, ya que después serían vacaciones de verano.

-Bueno Megan, me voy ya, mis padres me estarán esperando para comer, ¿sabes? Les voy a presentar a Chad, espero que les caiga bien.-Dijo con esperanza.

-De acuerdo, te acompaño a la puerta.-Fuimos a la entrada.

-Adiós Megan, nos veremos después.-Me dijo contenta.

-Por supuesto, suerte con Chad, ya verás que vais a terminar saliendo.-Le dije con una sonrisa.

-No estoy segura de eso…-Dijo pensativa.

-Acuérdate de mí que te lo digo.-Le dije.

Sólo se río. Lo que estaba a punto de pasar ahora no me lo esperaba. Le abrí la puerta, y estaba ahí, delante nuestra, estaba quieto, mirándome fijamente a los ojos.

-Hola chicas.-Dijo algo cortado.

- Oh… hola Peter.-Dijo Rikki. Nos quedamos unos segundos en silencio, hasta que Rikki rompió el silencio.-Bueno… os dejo… hasta luego.-Y se fue, pero antes echándome una mirada como de ¿Preocupación?

-¿Puedo pasar?-Preguntó algo incómodo. Yo también me sentía igual que él… pero mucho peor…

-Si.- Cerré la puerta, esta vez no me senté en el sofá como hacía otras veces cuando él venía, si no que esperé justo al lado de la puerta, no me moví de allí.

-¿Qué quieres?-Le pregunté seria.

-Megan yo… yo…-Suspiró.-Solo quería pedirte perdón, estas últimas semanas no me he comportado como es debido contigo.-Dijo con culpabilidad.

-Tienes toda la razón, ¿Se puede saber por qué estabas tan rarito conmigo?

-Lo siento, perdóname, por favor.-Me miró con ansiedad.

-No me cambies de tema.-Dije enfadada.-Contéstame, la última vez que estuviste aquí parecía que te pasaba algo.-La cara le empezó a endurecerse.

- A mí no me pasaba nada.-Se le oyó encajar la mandíbula.

- Peter sabes que me lo puedes contar todo, ¿no?- Estaba bastante preocupada por él, tanto tiempo comportándose así… no sé, había cambiado de un momento a otro, se me hizo extraña la situación.

- Lo sé Megan, pero… esto es privado.- Sé que quería contármelo, por su expresión, pero no lo hacía…

- ¿Es tú padre, te ha hecho algo?- Me acerqué a él más preocupada aún.

- Que no Megan, él no me ha hecho nada.-Su voz no parecía decir lo mismo.

- ¿De verdad?-Todavía dudaba, además la cara que había puesto ahora lo delataba.

- ¿Te importo tanto como para que me estés interrogando?-Me preguntó.

- Eres mi amigo y me preocupo por ti.-Le dije.

- Ya pero eso no significa que me tengas que interrogar, no eres mi madre sabes.

No sabía que contestarle, nunca se había dirigido así a mí…estaba extraño…muy extraño, pero como seguía con ese carácter le respondí:

-Tienes que irte ya, tengo que prepararme.-Mi voz sonó tranquila, como yo quería.

- ¿Vas a ir a ese estúpido baile?

Yo ya no sabía qué hacer me estaba volviendo loca, tenía ganas de empezar gritar de la rabia, pero lo dejé pasar, no sé si no tenía buen día o qué, pero sabía que le pasaba algo, algo que ni siquiera a su mejor amiga se lo podía contar…

-¿Si, por qué, pasa algo?-Le pregunté bastante cabreada.

-Nada déjalo, haz lo que quieras.-Y se fue.

La verdad es que el tiempo pasaba muy rápido, cada vez que miraba el gran reloj que había en el centro del salón habían pasado veinte minutos exactamente, lo cual significaba que faltaba muy poco para que viniera Iván a buscarme. Mientras terminaba de colocar las cosas en mi bolso puse la radio, últimamente no había estado escuchando mucha música que digamos. Cuando termine me miré en el espejo que tenía en mi habitación, ¿Quién era esa chica? Estaba totalmente cambiada con ese maquillaje que me había elegido Rikki, “Espero que cuando Iván me vea no le dé un patatús” pensé. En ese instante sonó el timbre, cogí el bolso y bajé, despacio abrí la puerta por si acaso su reacción no fuera de mi agrado. Se le pusieron los ojos como platos y abrió un poco la boca por causa de la sorpresa, me empecé a reír.

-Que conste que ha sido Rikki.-Le dije sonriendo.

-Pues te ha dejado espléndida.-Dijo mientras me miraba.

-Muchas gracias.-Contesté mientras cerraba la puerta.

El coche que tenía, cacho coche, nada más ni nada menos que un porsche negro, la verdad es que no me hacía mucha ilusión montar en él como otras chicas que se le acercaban y se lo pedían. Me abrió la puerta del copiloto y dijo:



-Las damas primero.-Le respondí con una sonrisa.

A lo lejos dislumbre unas siluetas oscuras, cuatro para ser exactos, cuando se fueron acercando podía ver con más claridad, eran unas chicas, con el maquillaje que tenían y como se vestían aparentaban mi edad, pero si te fijabas bien eran mucho más pequeñas que yo.

-Bonito coche.-Le dijo la pelirroja.

-Pero más guapo eres tú.-Dijo la rubia, Iván se empezó a reír.

-Si queréis ligar, hay muchos tíos por ahí.-Mientras, las cuatro chicas empezaron a rodearle.

-Pero no queremos ligar con otros tíos.-Dijo la morena mientras se acercaba a él. En ese instante miré el reloj, la fiesta había empezado ya hace quince minutos.

-Pues se siente, ya estoy cogido.- ¿A quién se refería? No me había contado qué tuviera una novia, hasta que después capté por donde iba…

-¿Es tú novia?-Preguntó la última mientras señalaba hacia mí. Decidí salir. Me bajé y fui caminando alrededor del coche hasta llegar al lado de Iván, las chicas me miraban con celos al caminar. Cuando llegue Iván me rodeó la cintura con uno de sus musculosos brazos para disimular.

-¿Quiénes son?-Pregunté mientras le ponía la mano en el hombro, podía sentir como la rubia me miraba fijamente con mucha envidia, “si que están desesperadas” pensé.

-Son unas chicas que se habían perdido.-Dijo mientras las miraba.

-Bueno, ¿nos vamos? Hace mucho frío.-Iván empezó a quitarse su chaqueta. Él también quería llegar ya, se le notaba que quería fiesta.

-Toma, entra en el coche, ¿vale? Yo les voy a decir a donde tienen que ir.-Hizo signos de dármela para que me la pusiera yo, pero para fastidiarlas me la puso él.

-De acuerdo.-Le sonreí y le besé en la mejilla... Parecía que él no se lo esperaba porque se sobresaltó un poco, pero no se noto. La rubia parecía que de un momento a otro se me iba a tirar encima, la pelirroja se dio cuenta y le toco el brazo. Regresé dentro del coche e Iván les dijo unas cositas.

-Es mejor que os vayáis y también es mejor que liguéis en otro sitio, no en medio de la calle si no queréis que la gente piense mal.-Les dijo.

-A nosotras no nos importa lo que diga la gente, somos libres de hacer lo que nos dé la gana.-Dijo la cuarta de pelo negro.

-De acuerdo, haced lo que os dé la gana.-Y se sentó dentro del coche.

Arrancó el coche, y cuando ya las habíamos dejado bastante atrás empezamos a reírnos.

-Pero que se creen, si tienen al menos dos años menos que nosotros.- Empecé a decirle entre carcajadas.

-Ya ves, lo que les dejan hacer los padres.- Dijo mientras parábamos de reírnos.

-Pero lo gracioso fue que se tragaron que éramos novios.-Le dije riéndome un poco.

-Eso es verdad, pero lo que más me hizo gracia fue cuando te puse la chaqueta, la pelirroja me miró con una cara.-Empezó a reírse de nuevo.

-¿Pero tú no vistes cuando te di un beso en la mejilla, como se puso la rubia? Enserio, un poco más y me come.-Me uní a sus risas otra vez. Cuando mencioné lo del beso me pareció que se había encogido un poco.-Muchacho, vuelves a las chiquillas loquitas.-Volvió a reírse. Murmuró algo para sí mismo que no logré escuchar.

-Bueno, ¿Y qué piensas hacer en verano?-Preguntó.

-Pues no sé, me supongo que iré a ver a mi padre a los ángeles. Mierda.

-¿Qué pasa?-Me miró extrañado.

-Se me ha olvidado la chaqueta, y hace un frío que pela.-Contesté.

- ¿Quieres que regresemos?-Preguntó mientras encendía la calefacción.

-No, da igual.-Le dije.

-Cuando tengas frío coge mi chaqueta.-Me ofreció.

-De acuerdo, gracias.-No me había dado cuenta de lo elegante que estaba, en verdad demasiado elegante, “pues si que se lo tomó enserio” pensé. Aunque me gustaba bastante como le quedaba, parecía un caballero, lo hacía más… no sé, ¿sofisticado?



-Que elegante vas.-Le dije mientras él se hacía el pelo para atrás.

-Gracias, aunque creo que es más elegante para mi gusto, pero es normal, ya que lo ha elegido mi padre.-Dijo suspirando. De pronto empezó a reírse.

-¿Pasa algo?-Le pregunté.

-No, solo que mis padres se han vuelto majaretas.-Seguía riéndose.

-Ah, ¿se puede saber por qué?-Tenía bastante curiosidad ya que nunca me había hablado de ellos.

-Nada tonterías.-Dijo con una mini-sonrisa.

-No, ahora me lo dices, no me puedes dejar con la intriga.-Le miré esperando su respuesta.

-Está bien, pero es una chorrada.-Se paró por el semáforo en rojo y aprovecho para mirarme a la cara.-Creo que lo que nos acaba de pasar ahora puede ser tu respuesta.-Me quedé callada, creo que le dio un poco de vergüenza, después de eso me reí. El semáforo se puso en verde.