Buzón de entrada: (1 mensaje nuevo)
De: Móvil Iván a las 10:01h.
“No seas boba, vete cómo vas siempre, de todas maneras vas a estar hermosa, y no estés nerviosa cielo, no te van a comer ni nada por el estilo. Estaba pensando que después de comer podríamos ir a algún sitio, si eso te ayuda a saber qué puedes ponerte. Una cosa, si quieres puedo ir a tu casa ahora, la verdad es que me aburro demasiado en mi casa.”
Para: Móvil Iván
De: Megan
“Aunque vengas no me voy a tranquilizar que lo sepas, ¿y a dónde iríamos luego? Si me dijeras el lugar exacto a lo mejor si me ayudabas un poquito ¡NO VENGAS! Son bromas, yo también me aburro, ven porfa, pero ya eh, te quiero.”
Mensaje enviado a las 10:05h.
Me levanté del suelo y me dirigí a mi habitación, abrí el armario y dejé que mi vista contemplara la ropa que me podía poner. Había que ver la cantidad de ropa que tenía y no me había dado ni cuenta. Y así encontré lo que buscaba, un precioso vestido verde de verano, con escote en forma de corazón, y justo me acordé de unos zapatos de tacón preciosos que me había comprado y ni siquiera los había estrenado. Cogí el vestido y lo puse sobre la cama para que no se me arrugara y fui a buscar a la zapatera los zapatos. Adam estaba sentado en el sofá viendo la televisión como si sólo estuviera él en la casa, pero me acordé de que Iván venía y tenía que decírselo.
-Adam.
-¿Sí?-preguntó él mientras giraba su cabeza en mi dirección.-
-Que Iván viene ahora, para que lo supieras.-sonreí-
-Oh, de acuerdo Megan, gracias.-me devolvió la sonrisa. Se levantó del sofá y subió las escaleras hacia su habitación, bueno la de mi madre y él-
Recogí los zapatos y me dirigí a mi habitación, me puse los zapatos y el vestido, luego me miré en el espejo que estaba detrás de la puerta. La verdad me quedaba bastante bien. Seguidamente me senté en mi tocador y empecé a maquillarme, ni muy llamativa ni muy discreta. Me puse sombra de ojos verde entre claro y fuerte. En los labios me puse un brillo que me hacía los labios como un marrón suave natural y lo más importante: el rímel.
En el pelo me hice dos trenzas pequeñas que después se unían por la coronilla con una traba pequeña y lo demás me lo dejé suelto. En ese mismo momento tocaron el timbre y mi corazón se puso como loco de nervioso. Bajé, abrí la puerta y me encontré a Iván con un ramo de rosas rojas. Estaba tan mono plantado allí sonriendo mientras me miraba con las flores en la mano, así que me acerqué a él y le abracé con fuerza.
-Hola.-dije sonriendo-
-Hola mi amor.-me abrazó tan fuerte que casi ni pude respirar, luego no separamos y juntamos nuestros labios en un tierno beso bastante largo que nunca me cansaría en repetir. Nos separamos de nuevo y me miró a los ojos.- Toma, esto es para ti.-Alargó el brazo con las rosas. Las cogí.-
-No tenías por qué haberte molestado.-me sonrojé. Me miró a los ojos con un brillo tan bonito en los suyos que casi me da algo-
-Unas bellas flores tienes que regalárselas a una bella chica.-Sonrió. Luego se quedó mirándome de arriba abajo- Veo que ya has decidido qué te ibas a poner.-Me miró sonriente y me sonrojé como una niña pequeña- Estás hermosa, como siempre.
-Gracias.-le sonreí-
-No se dan.-Me rodeó con su brazo atrayéndome hacia él. Puso sus labios en mi oreja y susurró- Te quiero más que a nada en el mundo.-Su voz y aliento hicieron que me ruborizara y soltó una pequeña risita. Con su otra mano me acarició la cara y luego se acercó lentamente…y apareció Adam-
-Carraspeó y le miramos- Perdón por molestar, pero tu madre quiere hablar contigo Megan.-Cogí el teléfono que me ofrecía Adam de su mano y contesté aún en brazos de Iván-
-Dime Mamá.
-Cariño, mira que sólo quería saber si prefieres fresas o peras.
-Reí- Fresas mamá, sabes que me encantan y no te olvides de la nata.
-De acuerdo cariño, ¿ya estás con Iván?
-Sabía que no sólo me podía llamar por saber qué fruta quería- Sí mamá.-Miré a Iván a los ojos y soltó una carcajada.
-Vale cariño, pásatelo bien y agradéceles a los padres de Iván por haberte invitado a comer.
-Que sí mamá, ¿te dejo vale?
-Vale, pásatelo bien.-dijo alegre-
-Sí, venga adiós.-colgué-
-¿Siempre es así?-preguntó Iván riéndose un poco-
-Sí, es una pesada.
-Supongo que las madres son todas iguales.-dijo sonriéndome-
-La mía es peor, créeme.
-Bueno y, ¿por dónde íbamos? Ah sí.-me miró pícaro y me atrajo hacia su rostro otra vez. Mientras nos besamos bajó un poco las manos. Después me separé de él un poco brusca porque se me quedó mirando, yo me reí y le dije-
-Me falta coger el bolso, me acabo de acordar.-me separé de él y fui corriendo a coger mi bolso, luego volví con él- Ya está.-me sonrió, me cogió de la mano y entrelazo sus dedos con los míos-
Caminamos un poco hasta llegar a su coche, me abrió la puerta del copiloto y luego rodeó el coche y se subió al asiento del conductor.