miércoles, 30 de junio de 2010

Capítulo 7 " Te quiero"


El calor empezó a envolverme todo el cuerpo, me sentía tan agradecida por ese calor. Me recordó cuando era pequeña, vivíamos con mi padre en una casa al lado del mar. Yo jugando con la cálida y suave arena, un sol radiante y maravilloso. El sonido del mar cuando chocaba contra las rocas de la costa, esa agua tan limpia, tan viva, tan trasparente, era como si lo estuviera viviendo ahora mismo. Empecé a caminar hacia aquel esplendoroso mar que me esperaba, el frescor del agua era mucho más que agradable, algo que nadie puede describir. Oí una voz, la de alguien muy conocido, me estaba llamando, “¡Megan! ¡Megan!” gritaba. Todo cambió. El hermoso cielo azul donde las gaviotas volaban con una paz absoluta empezó a llenarse de nubes negras y espesas, una gota me cayó en la mejilla, estaba sucia negra, muy fría. El viento soplaba cada vez más fuerte, no podía salir de allí, el viento se había llevado toda esa arena fantástica. Todo fue por su culpa, ¿Por qué me llamo? Pero seguía oyendo su voz, “¡Megan! ¡Megan!” miré hacia los lados, no habitaba nadie, estaba vacío, solo estaba yo.

-Megan, ¿me oyes? Soy yo Iván.-Dijo alarmado.

Sentí el tacto de otra piel rozando contra la mía, caí en la cuenta de que me estaba abrazando…

-¿Y para qué la dejas sola? ¿Tú eres bobo o qué?-Esa voz familiar, mi mejor amiga, Rikki.

-Le dije que dentro de un rato venía, pero tarde mucho…-Dijo con culpabilidad.

-Llévala a su casa, no hay sitio mejor que ese para que ella pueda descansar.- Rikki siempre se preocupaba por mí, igual que yo me preocupaba por ella.

-Será mejor, gracias por ayudarme.-Agradeció Iván.

-No hace falta me des las gracias, es mi amiga siempre la ayudaré.-Dijo Rikki.

-Vale, ¿nos podemos ir ya?-Esa voz también la había escuchado antes, a, sí, era la de Chad.

-Sí.-Respondió ella.-Bueno Iván, adiós.

-Hasta luego.-Dijo él.

Iván me cogió en brazos, mi cabeza estaba apoyada en su hombro, lo sabía porque podía oler mejor su aroma, ese rico olor. Creo que me sacó de su coche, porque oí como cerraba la puerta, ah, claro, me iba a poner en el asiento del copiloto. Noté sus labios pegados a mi oreja y me susurró.

-Lo siento, perdóname.-Dijo entristecido. Abrí un poco los ojos, pero él no se dio cuenta. Escuché el rugido del motor al encenderse, puso música clásica, pero con el volumen bajo. Me vino a la mente la imagen de mi mejor amigo, Peter, esos ojos de color de zafiro que tanto me gustaban, pero esa persona no me quería contar lo que le pasaba, yo también tengo un secreto que tarde o temprano le tengo que contar, pero ahora mismo estoy dudando…

El coche se paró, me dio la señal de que ya habíamos llegado a mi casa. Abrí los ojos lentamente, me dolía la cabeza, pero había dejado de tiritar.

-¿Megan? ¿Estás despierta? ¿Te encuentras bien?-Me preguntó Iván mientras me ayudaba a salir del coche. Le miré, él también hacia lo mismo, me di cuenta de que me había puesto su chaqueta.

-Sí, estoy despierta.-Contesté un poco aturdida.

- Perdóname Megan, te juro que no quería hacerte daño, lo siento.-Él me sostenía, porque si me soltaba me iba para un lado. Tenía sueño, solo quería llegar y tirarme encima de la cama. Iván parecía bastante culpable, normal, había roto una promesa. Abrí la puerta y entré.

-Bueno, adiós Iván.-Dije mientras cerraba la puerta.

Miré por la ventana que estaba al lado de la puerta a ver si se había ido, pero seguí allí, parado, se sentó en las escaleras y se puso las manos en la cara, al minuto se levantó, se dirigía hacia su coche, mientras lo hacía le dio un puntapié a una piedra. Estaba sola, paz y tranquilidad, la noche había sido muy movida, me senté en el suelo, empecé a pensar, una imagen vino a mi cabeza, Sam e Iván, seguramente ella había empezado a coquetear con él, al parecer no se resistió, pero no sabía si enfadarme o que, tampoco se le podía culpar tanto, hacia “poco” que habían cortado y a Iván le gustaba bastante.

A la mañana siguiente bajé a desayunar, leche con galletas, en realidad no tenía mucha hambre, pero tenía que comer algo, tranquilamente mientras desayunaba miré el reloj, era las once, las once, las once, “¡LAS ONCE!” se me había olvidado, tenía que ir a recoger a mi madre al aeropuerto, tenía una hora justa para ir a hacer la compra y después recogerla. Subí a mi habitación, cogí lo primero que vi, las llaves de mi coche estaban en el salón, bajé. Cerré la puerta y cuando me giré estaba ahí, tenía la cara con una brecha llena de sangre, me quedé atónita.

-Megan, ayúdame por favor.-murmuró.

-¡Peter! ¿Qué te ha pasado?-Le cogí por el brazo con cuidado, pero hizo un gesto de dolor.

Le senté en el sofá, alrededor del cuello tenía un montón de heridas enormes, le quité la camiseta, su cuerpo estaba lleno de rayas ensangrentadas, era como si le hubieran dado latigazos. Corrí hasta la cocina, debajo del fregadero había un cajón donde guardábamos el botiquín, lo cogí y me dirigí otra vez donde estaba él. Estaba muy rígido, no se podía mover porque si no le dolía todas las heridas. Abrí el botiquín, había acetona, tiritas, esparadrapos, un termómetro y unos cuantos analgésicos. Cogí la acetona y un esparadrapo, abrí la acetona y puse un poco en el esparadrapo, después se lo puse con cuidado en el lugar de la herida.

-¡Ay!-Gritó.

-Lo siento.-Le dije.

-No pasa nada.-Mientras le seguía curando las heridas me preguntó.- ¿Por qué me ayudas Megan?

No entendí su pregunta, era normal que le ayudara, soy su amiga.- Peter soy tú amiga y los amigos están para eso, ¿no?-Le dije.

-No me refiero a eso, ¿Por qué me ayudas si no nos hablábamos?-Preguntó.

-Peter aunque no nos hablemos o estemos enfadados yo siempre te voy a ayudar.- Me miró a los ojos.-Quiero decir, que siempre ayudaré a mis amigos.-Dije.

-Megan quiero, quiero que sepas una cosa.-Le iba a limpiar la última herida que le quedaba, un corte en la parte inferior del labio.

-Te escucho.-Le dije. Me agarró la muñeca con su mano donde tenía el esparadrapo. Le miré, él estaba haciendo lo mismo, se fue acercando lentamente y dijo:

-Megan te…-Sonó el teléfono, fui a cogerlo, era mi madre.

-Hola mamá, ¿Cómo estás?-Le pregunté.

-Cansada con ganas de llegar a casa y darte un gran abrazo.-Dijo contenta.-Pero acaban de anunciar que hay retraso de dos horas, así que no hace falta que me vengas a buscar. Oye y, ¿qué tal la fiesta, te lo pasaste bien?-Preguntó.

-Eh sí, me lo pase muy bien.-Le dije nerviosa.-Bueno mamá te dejo que tengo que recoger la habitación.

-De acuerdo cariño, te quiero.-Se despidió.

-Y yo.-Colgué.

-¿Qué querías decirme?-Le pregunté.

-No era nada déjalo.-Dijo mientras se peinaba el pelo con los dedos.-Gracias por ayudarme Megan.

-No hay de qué, pero, ¿me podrías explicar que te ha ocurrido? Me has dado un susto de muerte.-Me quede mirándole otra vez.-Ha sido tú padre, ¿verdad?-Estaba segura, solo podía haber sido él.

Me miró con tristeza.-Sí Megan, ha sido él.-Se levantó del sofá y se dirigió hacia la ventana, su rostro se reflejaba en la ventana de cristal.-No sabes cómo me siento Megan, la verdad sí sé cómo me siento, me siento impotente.

-Se podrá arreglar Peter.-Le dije.

-No Megan, no se puede arreglar.-Dijo mientras apoyaba la cabeza en la ventana.

-Ya se nos ocurrirá algo, tiene que haber una solución.-Me puse a pensar, hasta que caí en la cuenta de que…- Oye y a tu madre, ¿Le hace daño también?-Le pregunté.

Se giró hacia mí.- No y más le vale, como la toque…-Empezó a caminar de un lado para otro, estaba rabioso y muy nervioso. Le cogí del brazo, me miró.

-Peter todo saldrá bien, lo que tenemos que hacer es idear un plan para que le encierren en la cárcel.-Le dije.

-Tienes razón, pero va a hacer muy difícil.-Se tocó con la mano la barbilla, haciendo un gesto pensativo.

-¿Por qué? Solo tienes que denunciarles y tienes pruebas de que te… te pega.

-Es mejor dejarlo así.

-¿¡Qué!? Peter no es justo que tú no hagas nada mientras él te maltrata, puedes hacerlo perfectamente.-Le dije.

-Megan déjalo ¡Tú no entiendes nada!-Me gritó.

Pegué un brinco por el susto, estaba bastante nervioso, yo solo quería ayudarle, pero no me dejaba, y no sabía por qué.

-Si me contaras todo lo que te paso hace unas cuantas semanas a lo mejor podría ayudarte.-Rehuyó la mirada.

-No quiero que estés en esto, podrías salir perjudicada.-Me dijo.

-Sabes Peter, me estoy empezando a hartar de tus secretitos.-Estaba empezando a enfadar.

-Es mejor así, créeme.-Dijo dándome la espalda.

-Pues yo también tengo un secreto que te iba a contar.-Dije casi gritándole, pero, ¿Por qué le había dicho eso? Ese no era el momento oportuno para decírselo, pero lo iba a hacer, y lo hice.

-Pues venga dímelo.-Dijo acercándose a mí.

-Pues que te… que ¡te quiero idiota!-Se quedó perplejo, me miró fijamente a los ojos durante unos minutos, no sé si era yo o qué, pero me parecía que cada día los tenía más hermosos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

:D :D :D :D !!!!
espero el prox caaap :)

εїз MãÐÿ εїз dijo...

hola! ^^ awwwwww q lindo capi! (L) sta super bueno! :D .. sube mas capis! ^^

besitos!

Damian dijo...

Esta wapisimo!!!! Me he leido todo el blog xD

Gracias por comentar en el mio espero que sigas posteando!!

Anónimo dijo...

Tienes premio en mi blog:
http://mimalditodon.blogspot.com